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Ahora no Permitir

La ley de Estados Unidos contra las baterías chinas empieza a funcionar con LG y Samsung buscando alternativas locales

En 2024 entrará en vigor una polémica ley promulgada por el gobierno de Estados Unidos y conocida como Inflation Reduction Act. Un amplio paquete de medidas que entre otras cosas excluirá del acceso a las ayudas públicas a la compra de coches eléctricos fabricados fuera de sus fronteras, e incluso aquellos que se fabriquen dentro del mercado americano pero que usen baterías chinas. Algo que está provocando ya las primeras reacciones con los anuncios de mover su producción y cambiar de proveedores de gigantes como LG o Samsung.

Esta nueva norma busca reducir la dependencia y la proporción de baterías y semiconductores chinos, lo que se espera impulse a los productores locales de los cuatro materiales principales como son los materiales de ánodo, los materiales de ánodo, electrolitos y los separadores.

Hoy se ha confirmado que tanto LG Energy, como Samsung SDI y SK On (división de SK Innovation) están colaborando con empresas estadounidenses relacionadas con los materiales necesarios para las baterías, en una búsqueda de componentes que sustituyan a los materiales chinos en las baterías de los coches eléctricos.

Grupos como los gigantes EcoProBM y POSCO Chemical desarrollarán sus propias materias primas para producir materiales activos para el cátodo y al ánodo que servirán para suministrar a Samsung SDI y SK Innovation.

Hasta ahora la dependencia de los componentes llegados de China era casi total, representando más del 90% del mercado. Algo que las nuevas inversiones permitirán mitigar y por ejemplo EcoPro Materials ampliará su capacidad de producción de componentes para los cátodos de las actuales 50.000 a más de 200.000 toneladas para 2024. 

POSCO Chemical también está ampliando su capacidad de componentes para el cátodo. Planea expandir gradualmente su capacidad de producción hasta las 220.000 toneladas en 2025, y 440.000 toneladas en 2030. Una compañía que fabrica sus propios materiales de ánodo de grafito y los suministra a LG Energy Solution, Samsung SDI y SK On, que también tienen que importar más del 90% de grafito artificial desde China, y que a corto plazo contará con una nueva línea de producción en suelo estadounidense.

Un movimiento que se complementa con las inversiones de los fabricantes de baterías que están poniendo en marcha plantas de producción en el mercado americano, y que permitirá acercar los componentes que les dan forma al mercado donde se fabrican las celdas, y que entre otras cosas permitirá reducir los tiempos de entrega, el impacto ambiental de la logística, aumentará los puestos de trabajo, y además como vemos, reduce el riesgo de la excesiva dependencia de China para un sector crítico.

¿Debería hacer Europa lo mismo?

Con la presentación del proyecto ya habíamos hablado de que limitar las ayudas a los coches eléctricos fabricados en Europa tenía todo el sentido del mundo. Pero la cuestión de los componentes es diferente ya que esta depende de la capacidad de producción de una Europa que no se caracteriza por su riqueza en minerales como los que dan forma a las baterías.

Es evidente de que diversificar las fuentes siempre es buena idea, pero hay que poner en la balanza el posible incremento de precio que podría hacer frenar la expansión de la implantación de la movilidad sostenible.

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