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EEUU impulsa una red nacional de 500.000 puntos de recarga con más de 5.000 millones de dólares

El Tío Sam va a tirar de chequera para financiar un ambicioso proyecto de infraestructura de recarga. El presidente, Joseph Biden, lleva meses abogando por una red que permita a los estadounidenses ir de Estado a Estado con vehículos eléctricos, la National Electric Vehicle Infrastructure (NEVI). Se han comprometido 5.000 millones de dólares del presupuesto federal para instalar 500.000 cargadores en los próximos cinco años.

En una primera fase, se aprobaron los fondos para 33 Estados y el Distrito de Columbia (DC), y ya se han aprobado los planes de los otros 17 Estados por parte del Departamento de Transporte (DoT). El reparto obviamente no es igual, 33 Estados se llevan 3.500 millones, los 1.500 millones restantes son para los otros 17. Todos los Estados se van a beneficiar, Puerto Rico inclusive. El despliegue comienza pronto en instalaciones existentes y en primavera para nuevas ubicaciones.

Cuando concluya este proyecto, la red de carreteras interestatales contará con al menos un cargador ultrarrápido cada 50 millas, es decir, unos 80 kilómetros. Se priorizará la instalación de cargadores de 40.000 a 100.000 dólares -cada uno- con ese dinero, y además hay otros 2.500 millones de dólares para subvencionar la instalación de puntos de recarga en zonas menos favorecidas y que no estén cerca de las rutas principales.

Despliegue de la red privada Electrify America

No será la primera red de cargadores en Estados Unidos, hay que citar como ejemplos la red de Supercargadores de Tesla o Electrify America, impulsada por Volkswagen como una de las consecuencias del Dieselgate. Eso sí, quitando el Estado de California, el ritmo de adopción de los coches eléctricos en relación a las ventas de vehículos en EEUU sigue siendo muy pequeña. Para algunos Estados, instalar esa red va a suponer algunos desafíos para el sistema eléctrico local, y no saben si podrán conseguir tantos puntos de recarga.

La Administración Biden puso el objetivo de que en 2030 aproximadamente el 50% de las ventas de vehículos ligeros (turismos, SUV y pick-up) correspondan a modelos totalmente eléctricos. Los fabricantes nacionales son los más comprometidos con esos objetivos, nuevos y tradicionales, mientras que los productores de origen asiático tienen que ponerse las pilas en ese sentido.

Por otro lado, se incentiva a los compradores el Buy American, ya que los modelos hechos en Norteamérica optan hasta 7.500 dólares en ayudas en forma de rebaja de impuestos, y a la industria a emplear los recursos del continente. Eso deja en desventaja a los fabricantes que compran baterías fuera, o que directamente importan sus vehículos al país. Dentro de unos años, recorrer la Ruta 66 será algo muy diferente a lo que es hoy.

Enlace | Departamento de Transporte de EEUU

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