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Nissan tiene un problema con la producción del Ariya, que ha obligado a congelar los pedidos

Después de ser una de las protagonistas en la primera parte de esta era moderna del coche eléctrico, de un día para otro Nissan desapareció de las listas de ventas. Una situación que el nuevo Ariya estaba destinado a revertir. Pero una acumulación de problemas está llevando a las cifras de ventas de coches eléctricos del fabricante japonés a la irrelevancia, con una tendencia bastante negativa.

Presentado en su diseño final en 2019, la andadura del Ariya no comenzó bien, y su lanzamiento en 2021 se pospuso hasta 2022 por culpa de la falta de componentes que impactó en toda la industria. Eso son tres años desde su presentación hasta su llegada al mercado. Un plazo mucho más largo de lo habitual que desgastó algo su imagen incluso antes del inicio de sus ventas.

Además, las nefastas políticas de Nissan con los clientes de las primeras generaciones del LEAF también afectaron a la imagen de una empresa que recientemente ha visto como S&P Global Ratings rebajaba su calificación crediticia a bono basura. Algo que desplomó sus acciones.

El reto de la producción del Ariya

Pero a pesar de todo esto, Nissan finalmente lanzó un Ariya que ha logrado un conjunto bastante completo. Una propuesta que ha estrenado la plataforma conjunta CMF-EV de la Alianza Renault-Nissan, que ha permitido diseñar un SUV competitivo.

Esto llevó a Nissan a marcarse un objetivo de producción de 100.000 unidades al año, o 440 Ariyas al día. Pero la realidad está siendo mucho más dura, y las cifras se quedan por debajo de la mitad.

Así lo indica Reuters, que citando fuentes internas ha indicado que actualmente la tasa de producción del SUV eléctrico de Nissan está en menos de 6.900 unidades en marzo, que se espera baje a 5.200 en abril y 5.400 unidades en mayo.

Entre las razones además de la falta de componentes como los semiconductores, se añade en este caso los problemas con las líneas de producción que dan forma al Ariya. Unas líneas que se han visto frenadas por problemas en la denominada «fábrica inteligente» que la marca nipona construyó en la planta de Tochigi, al norte de Tokio.

La idea de Nissan no es nueva, ya que diseñó una línea flexible capaz de producir vehículos con diferentes sistemas de propulsión, tanto coches eléctricos, híbridos o aquellos dotados con motor de combustión interna.

Pero esto se ha demostrado que no es tan fácil como parece, y Nissan está teniendo muchas dificultades para lograr que la planta logre acelerar su ritmo de producción estimada.

Ahora, Nissan tiene que añadir otro imprevisto por culpa del incendio en una de las fábricas que suministran un componente electrónico del Ariya. Un imprevisto en las instalaciones de la china Wuxi Welnew Micro-Electronic el pasado mes de enero, que ha obligado a trasladar la producción a una segunda planta y que estaba «trabajando para recuperar la producción lo antes posible«.

Esto ha provocado que algunos mercados hayan tenido que congelar pedidos a la espera de que el ritmo de producción se recupere. Una mala noticia en un momento clave donde sus competidores han pisado el acelerador logrando un ritmo de producción cada vez más elevado, y una economía de escala sufientemente fuerte como para empezar a bajar precios.

Algo que supondrá que cuando Nissan logre recuperar su capacidad, se encontrará un escenario donde la competencia será brutal.

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