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Los fabricantes japoneses se hunden en China ante el impulso de los coches eléctricos locales

Durante años, el mercado chino ha estado dominado por Volkswagen y los tres grandes fabricantes japoneses (Honda, Nissan y Toyota). Sin embargo, las tornas están cambiando con inusitada rapidez, pues el auge de los grupos locales está provocando que las marcas extranjeras se enfrenten a un futuro incierto en el país asiático.

Durante el primer trimestre de 2023, BYD destronó a Volkswagen como marca más vendida de China; además, las firmas niponas experimentaron una notable caída: los registros de Mazda se redujeron en un 66,5%, los de Nissan en un 45,8% y los de Honda en un 38,2%. Toyota y su filial Lexus resistieron algo mejor y sus ventas cayeron «solo» un 14,5%.

En general, las marcas japonesas sufrieron una caída del 32% interanual, logrando una cuota de mercado del 18%, una cifra que resulta algo pobre comparada con el 20% de 2022, el 22% de 2021 y el 24% de 2020. Esta situación se debe en gran medida a su lenta apuesta por el coche eléctrico a baterías, un tipo de vehículo cada vez más demandado.

El pasado mes de abril, los BEV (Battery Electric Vehicle) supusieron el 24% de las ventas de automóviles nuevos en China, a lo que deberíamos sumar el 10% adicional de los PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicles). Dicho de otra forma, los vehículos enchufables ya tienen una participación del 34% en este mercado, lo que juega en contra de los japoneses.

Toyota bZ3

Las marcas chinas comienzan a ganar peso

Tampoco podemos dejar de mencionar su menor competitividad a nivel de costes. «Japón es el mayor perdedor en la guerra de precios hasta ahora», explica el fundador y director ejecutivo de Automobility, Bill Russo. «A medida que los eléctricos se vuelven más asequibles, se vuelven más atractivos para los compradores […]. Este es el último clavo en el ataúd».

A pesar de que Honda, Nissan y Toyota recientemente han anunciado profundos cambios en sus respectivas estrategias de electrificación con el objetivo de agilizar el lanzamiento de nuevos modelos, no está claro que esto vaya a ser suficiente para detener la hemorragia en China o incluso para frenar la expansión de BYD y sus compatriotas a regiones como Estados Unidos o Europa.

Japón se guarda un as en la manga como último recurso: su pronta apuesta por las baterías de electrolito sólido, una tecnología disruptiva en la que (aparentemente) está más avanzada que China. Esto podría ser su tabla de salvación, si bien no debemos perder de vista que su llegada al mercado no tendrá lugar hasta la segunda mitad de la década.

Fuente | Automobile Propre

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