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Renault está satisfecha con las ventas del Megane E-TECH y no se plantea entrar en la guerra de precios de Tesla

Se respiran aires de cambio en Renault. La firma del rombo, que en 2020 fue uno de los fabricantes más golpeados por la crisis derivada de la pandemia de COVID19, se ha recuperado con rapidez gracias al plan estratégico implantado por Luca de Meo cuando asumió el cargo de CEO del grupo. Entre otras cosas, el centro de gravedad de Renault se ha ido desplazando del segmento B al más rentable segmento C.

Como consecuencia, el beneficio neto de la compañía en el primer semestre de 2023 se situó en 2.100 millones de euros, con un margen operativo del 7,6%. Sus entregas se han incrementado en un 13% respecto al mismo periodo de 2022; además, dos tercios de sus ventas en los cinco principales mercados europeos son a particulares, el canal más lucrativo para las marcas.

Entre enero y junio, Renault ha despachado aproximadamente 23.000 unidades del Megane E-TECH. A pesar de que este volumen no es demasiado elevado, la firma gala está satisfecha con su desempeño comercial y no contempla entrar en la guerra de precios iniciada por Tesla, ya que de Meo quiere preservar el valor residual de sus vehículos.

El directivo seguirá dando prioridad a la rentabilidad sobre el volumen, motivo por el que no bajará las tarifas de su compacto eléctrico para impulsar sus ventas. Es interesante señalar que se trata de un modelo que atrae a un 57% de compradores nuevos.

Renault Megane E-TECH

Renault buscará una reducción de costes del 40% para 2027

Aunque Renault no está interesada en rebajar el Megane E-TECH, esto no significa que haya renunciado a desarrollar coches eléctricos baratos. El año que viene, la empresa reforzará su oferta de nivel de entrada con la llegada del Dacia Spring de segunda generación (cuya producción podría trasladarse de China a Europa) y del R5, que tendrá un precio de partida inferior a los 25.000 euros.

De Meo quiere conseguir una reducción de costes por coche eléctrico del 40% para 2027. Para lograrlo, reducirá en un 30% la diversidad de componentes y optimizará sus líneas de montaje para que la fabricación de un vehículo se pueda completar en menos de 10 horas. Por otro lado, también apostará por nuevas tecnologías de baterías, desde el sodio hasta el electrolito sólido.

«Ampere [la división de coches eléctricos y software de Renault] está a punto de ponerse en marcha, respaldada por activos inigualables desde el primer día: una de las cadenas de valor de vehículos eléctricos más integradas de la industria, un enfoque pionero para el vehículo definido por software y capacidades de ingeniería y fabricación de última generación», señalaba hace unos meses el ejecutivo.

Fuente | Automobile Propre

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