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Si queremos más coches eléctricos, necesitamos urgentemente más minas

Detrás de la pelea entre China, Estados Unidos y la Unión Europea por vender más coches eléctricos, por apoyar la producción local de vehículos y batería, y de reducir la dependencia del resto, hay una batalla que se presenta realmente cruenta: la de las materias primas.

Si se quieren cumplir los objetivos de descarbonización, se necesitan reducir las emisiones (no solo de los vehículos) y apostar por las energías renovables. Y para conseguirlo, se necesitan baterías que almacenen la energía eléctrica. ¿Y qué necesitan las baterías?

Pues materias primas: si se quiere cumplir con la producción de baterías para los próximos años, se necesitarán ingentes cantidades de metales y tierras raras, y para ello son necesarias las minas. Llegamos pues a un término clave, un apartado realmente polémico pero que necesita, en nuestro caso en la Unión Europea, una apuesta decidida y cambios importantes, sobre todo con vistas a finales de esta década, cuando se espera que la necesidad de minerales se dispare.

Las materias primas han pasado de ser una mera mercancía a un activo ambiental clave, a tener una segunda identidad, ya que existe (y existirá) una necesidad crítica a medida que la demanda de tecnologías de energía limpia crezca en la batalla contra el calentamiento global.

La UE alerta de la necesidad a sus países de apostar por las minas para cumplir los objetivos medioambientales.

La Unión Europea insta a España para explorar nuevas minas

Según las últimas previsiones de Benchmark Minerals, se estima que se necesitan al menos 384 minas de grafito, litio, níquel y cobalto –las materias primas más comunes en este campo– si se quiere satisfacer la demanda de coches eléctricos y baterías para las próximas décadas. Aún en caso de avanzar en materia de reciclaje de baterías, seguirían siendo necesarias 336 minas.

En el caso de la Unión Europea, la Ley de Materias Primas Críticas (Critical Raw Materials Act) tiene el objetivo de apoyarse en la fuerza del mercado único para sacar adelante los proyectos necesarios para «recuperar sus minas». La UE ha catalogado 36 elementos raros como «estratégicos», y ha señalado a países como España para que hagan los cambios necesarios y envíen los planes de exploración para no quedarse rezagados (más todavía) frente a China, Australia u otros países más avanzados en la extracción de metales.

No será una estrategia fácil de llevar a cabo, ya que la polémica en torno a la apertura de minas y el coste político que implica ralentiza cualquier ademán. Sin ir más lejos, en España, se ha pasado de 4.114 a 2.629 explotaciones mineras desde 2008 hasta el 2020. Ahora es la UE quien presiona para que esa tendencia se voltee y quien instaurará una Junta Europea de Materias Primas Críticas con un objetivo: producir al menos el 10% de los materiales estratégicos necesarios cada año, y procesar al menos el 40%. En China, por ejemplo, se produce el 13% del litio mundial (52% en Australia), pero allí se procesa el 58% del total.

Estas medidas deberían acelerar los proyectos de nuevas minas: la nueva ley europea debería permitir la obtención de permisos en 24 meses y las instalaciones de procesamiento en otros 12 meses.

En Estados Unidos hay una urgencia similar. El profesor Gary Marlin Sandquist, en su columna en Deseret.com, alerta de un problema fundamental de las minas en suelo norteamericano. Allí, se calcula que se necesitan 20 años o más para llevar una mina a plena producción, por lo que alienta a cambios radicales en el proceso de permisos de minería. En Canadá o en Australia, dice, la obtención de permisos «toma menos de la mitad de tiempo» que en Estados Unidos.

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