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Los coches a hidrógeno de Toyota se están convirtiendo en una pesadilla para sus propietarios

Toyota es la marca que con más firmeza piensa que los coches a hidrógeno son el futuro. Una posición sin comparativa en el sector que está comenzando a convertirse en un potencial problema de imagen para la marca, que se enfrenta a las quejas de sus clientes, incapaces de repostar sus vehículos, con costes disparatados, que ha supuesto la presentación de las primeras demandas contra la marca.

Una de las principales razones del malestar de los clientes es que en algunas zonas, como la Bahía de San Francisco, California, Toyota sigue vendiendo el Mirai en sus concesionarios. Pero en la zona no hay ninguna estación de repostaje.

Tal como comentan algunos usuarios en Reddit, la estación más cercana está a más de 60 kilómetros, y que supone, además de una molestia en tiempo para sus propietarios, también un importante coste económico tanto en combustible como en peajes.

Otro de los problemas a los que se enfrentan los conductores es la falta de fiabilidad de las estaciones de repostaje. Los mapas muchas veces muestran que las estaciones están operativas, pero al llegar se encuentran que están fuera de servicio. Una situación que supone que el surtidor puede estar sin volver al servicio por meses.

También es habitual llegar a la estación y que el vehículo que está usando la toma vea como esta se congela por las bajas temperaturas del hidrógeno, y que una operación de cinco minutos se transporte en más de una hora hasta que llega el técnico a solucionar el problema. Algo que provoca que los coches que necesiten un repostaje, tengan que esperar durante horas al no poder llegar a la siguiente estación más cercana.

Esto puede recordarnos a las primeras fases de despliegue de las redes de carga de coches eléctricos, donde muchas veces las estaciones no funcionaban, o estas lo hacían de una forma muy irregular.

La cuestión es que mientras que los puntos han evolucionado favorablemente en número y en capacidades, la realidad del hidrógeno es que cada vez hay menos estaciones en funcionamiento. Y esto en las zonas punteras del hidrógeno, como California. En el resto la red es totalmente inexistente.

Remata la cuestión un elevado coste de los vehículos. En España, el Mirai está disponible en dos acabados: Vision y Luxury. El primero tiene un precio de partida de 65.000 euros, mientras que el segundo se va a 72.000 euros

También está la cuestión del repostaje, que provoca que el coste mensual de un conductor medio ronde los 400 o 500 dólares. Una cifra superior al de un modelo gasolina, y años luz de los costes de los coches eléctricos a batería, que redondea un sinsentido solamente sostenido por el desconocimiento de muchos clientes, y la persistencia de las marcas.

Vía | IEVS

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