Esta es la mejor forma de ayudar a cubrir la escasez de materiales críticos para baterías de coches eléctricos
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Publicado: 20/08/2024 08:00
La expansión del coche eléctrico a nivel mundial va a ir de la mano, sí o sí, de una creciente necesidad de baterías. Y aunque es cierto que la tendencia de los fabricantes está girando hacia las famosas baterías LFP (litio ferrofosfato), las cuales utiliza menos materiales críticos, buena parte de las baterías futuras para coches eléctricos necesitarán de una creciente industria de suministro de minerales críticos.
El propio litio, el níquel, el cobalto, el grafito… son materiales vitales en el desarrollo de nuevas baterías, y más que lo serán en los próximos años si los gobiernos y los fabricantes quieren atender a las necesidades futuras de nuevos vehículos eléctricos. Pero no todos estos minerales son tan fáciles de conseguir ni son tan asequibles, y además se enfrentan a importantes factores medioambientales y políticos.
Una de las soluciones más apremiantes en la industria automovilística reside en el reciclaje de las baterías. Los desechos de fabricación de baterías y el reciclaje de las baterías cuando llegan al final de su vida útil en los coches eléctricos pueden proporcionar un importante suministro e inmediato de estos materiales necesarios para su fabricación. No obstante, hay mucho camino por recorrer para conseguir una cadena de reciclaje de gran calado en la industria.
«Estamos en la etapa inicial del reciclaje, pero estamos viendo ejemplos positivos y se creará un mercado. Los minerales reciclados son demasiado valiosos para ser desechados», reconoce Ben Prochazka, CEO de Electrification Coalition, un grupo de presión en favor de los coches eléctricos. Las estimaciones apuntan a que para el año 2030 se retirarán del mercado 1,2 millones de baterías de coches eléctricos, aproximadamente, y unos 50 millones para el 2050. No obstante, se necesitarán todavía al menos dos décadas y media para que dicho material reciclado marque una diferencia significativa, aseguran los expertos.
Potenciar el reciclaje permitiría reducir la necesidad de nuevas operaciones mineras a la mitad y reducir la demanda de minerales raros vírgenes hasta en un 28%, según datos del Consejo Internacional del Transporte Limpio en San Francisco, Estados Unidos. Pero para llegar hasta ese punto, el reciclaje de baterías de coches eléctricos (y también de bicicletas eléctricas e incluso de dispositivos electrónicos) se debe enfrentar a importantes retos y desafíos.
Los expertos tienen localizados varios problemas, como por ejemplo el llevar un control de dónde terminan estos materiales recuperados. Aquí entra en juego el hecho de conseguir que se promueva el desarrollo de una cadena de suministro nacional en los países occidentales: en Estados Unidos, por ejemplo, los incentivos fiscales de la Ley IRA favorece la fabricación de coches eléctricos y baterías con materiales que no provengan de países como China o Rusia.
Las empresas de reciclaje observan también preocupaciones en materia de competencia: por ejemplo, muchas baterías que salen de los coches eléctricos se envían a diferentes formatos de almacenamiento estacionario de energía, como han hecho recientemente marcas como Volkswagen o Porsche, usándolas incluso para los puntos de recarga de coches eléctricos. Pero incluso la popularización de las baterías LFP, con productos químicos menos valiosos, podría provocar que los inversores vean reducido su interés en financiar operaciones de reciclaje.
También entran en juego consideraciones medioambientales, ya que se usan procesos que requieren la quema de baterías usadas que generan gases tóxicos. No obstante, muchos nuevos operadores de reciclaje están empezando a usar un proceso llamado hidrometalurgia, que usa ácidos reutilizables para extraer los minerales de las celdas de batería con un consumo de energía mucho menor y un impacto ambiental más reducido.
Fuente | Automotive News Europe