¿Se está pegando Porsche un tiro en el pie al regresar al motor de combustión interna?
Porsche se está planteando dar marcha atrás en sus ambiciosos planes de electrificación. Una drástica decisión que respondería en gran medida a sus bajas ventas en el importantísimo mercado chino.
Porsche lanzó su primer coche eléctrico de producción, el Taycan, en el año 2019. La cálida acogida que recibió en los primeros compases de su vida comercial, hasta el punto de convertirse en su tercer modelo más vendido tras los Macan y Cayenne, llevó a la compañía a diseñar una ambiciosa estrategia de electrificación.
Originalmente, Porsche se puso como objetivo que el 80% de sus ventas mundiales en 2030 se correspondieran con vehículos eléctricos a baterías. Para entonces, su gama al completo con excepción del incombustible 911 debería haber abandonado los motores de combustión interna. Unos planes que sin embargo ahora podrían desecharse.
La firma de Stuttgart ha visto como sus ventas en China se derrumbaban en los últimos meses, algo especialmente grave si tenemos en cuenta que el país asiático supone un tercio de su volumen mundial. Por este motivo, se verá obligada a reducir en aproximadamente un 30% su red de concesionarios hasta finales de 2026.
Al igual que otras marcas extranjeras, Porsche está teniendo problemas para seguir el ritmo a los fabricantes chinos en la transición al coche eléctrico. La competencia local ofrece productos muy solventes con precios más ajustados, lo que explica el rotundo éxito de propuestas como el Xiaomi SU7, cuyo diseño se inspira claramente en el del más costoso Taycan.
Porsche podría retrasar el lanzamiento de varios modelos eléctricos
En lo que va de año, los registros de Porsche en China han caído un 15% interanual, lo que ha obligado al fabricante a tomar medidas inéditas como la introducción de ofertas y descuentos. A esto tendríamos que sumar la ralentización de la demanda de coches eléctricos en Estados Unidos y Europa, lo que está aumentando la presión sobre la industria occidental en su conjunto.
¿La solución de Porsche a este problema? Dar marcha atrás en sus planes de electrificación. Según informan los medios alemanes, la empresa está planteándose retrasar el lanzamiento de modelos como el Cayenne eléctrico (2026, plataforma PPE) o el crossover insignia «K1» (2027, plataforma SSP), dando prioridad a equivalentes térmicos basados en una versión actualizada de la plataforma MLB Evo.
A esto tendríamos que sumar el retraso del 718 eléctrico, cuyo debut inicialmente estaba programado para el año que viene. El Panamera eléctrico por su parte podría no ver la luz hasta la década siguiente. Todos estos ajustes, que son vistos por algunos como un «regreso» de Porsche al motor de combustión interna, podrían poner en riesgo hasta el 20% de los puestos de trabajo de la empresa (es decir, unos 8.000 empleos).
La cuestión de fondo es si tiene sentido que Porsche, ante sus dificultades para competir contra los coches eléctricos chinos y para convencer a los clientes occidentales de que den el salto a la movilidad eléctrica, decida dar marcha atrás en lugar de redoblar sus esfuerzos. ¿Se está condenando a quedarse todavía más rezagada respecto a sus nuevos rivales?
Fuente | Automobilwoche