
¿Merece la pena un Volkswagen ID.3 de segunda mano? Estos son sus puntos fuertes y débiles
El Volkswagen ID.3 ha demostrado ser un eléctrico fiable y práctico como vehículo de segunda mano, aunque con detalles de acabado y decisiones de diseño criticables. Su batería es robusta y su mecánica eficiente, pero algunos elementos como los frenos traseros o la bomba de refrigeración requieren atención. Una opción válida si se revisa a fondo.

Cuatro años después de su lanzamiento, el Volkswagen ID.3 comienza a consolidarse como una opción real e interesante dentro del mercado de segunda mano para quienes buscan un compacto eléctrico con buena base técnica, aunque no exento de problemas. El compacto de la plataforma MEB mantiene su propuesta de valor con un espacio interior generoso pese a sus 4,26 metros de largo, gracias a un diseño que maximiza la habitabilidad.
En el mercado de ocasión podemos encontrar unidades sin muchos kilómetros por debajo de los 20.000 euros, lo que supone una oportunidad bastante interesante, aunque con algunos matices a tener en cuenta. Así lo analizan el ADAC alemán, que ha puesto sobre la mesa los pros y contras de un ID.3 usado.
A nivel estructural, el ID.3 sigue confiando en un esquema clásico de motor trasero y tracción trasera, algo poco común hoy, pero bien resuelto gracias al reparto de pesos que ofrece su batería. Según el tamaño elegido (55, 62, 82 u 86 kWh brutos), el peso del pack puede oscilar entre 310 y 514 kg.
El resultado es un coche cómodo, bien asentado y que filtra muy bien las irregularidades, aunque la calidad constructiva inicial presentó fisuras: algunos acabados exteriores y partes del sistema motriz fueron criticados por su escasa protección frente al óxido. En versiones recientes, eso parece corregido.

Por dentro, el coche presenta una estética simple y funcional, pero no está exento de críticas. La posición de conducción elevada y la consola flotante recuerdan a un pequeño monovolumen, pero el software y las decisiones de diseño deslucen la experiencia. El sistema de info-entretenimiento es lento, poco intuitivo y no actualizable en versiones pre-restyling.
La decisión de Volkswagen de eliminar botones físicos en favor de superficies táctiles ha causado división de opiniones, aunque a la vista del funcionamiento mejorable del software se ha confirmado como un error. Algo que curiosamente, no se corregido aún en las nuevas versiones. Algunos elementos, como los interruptores de ventanilla trasera de doble función, han dado fallos frecuentes.
Volkswagen ID.3: mecánica sólida, batería fiable y desgaste típico de su peso
Mecánicamente, el ID.3 ha demostrado ser fiable. El motor trasero síncrono APP310 entrega entre 145 y 204 CV según versión, sin incidencias reseñables con el paso de los kilómetros, incluso en los que más distancia han recorrido.
Desde 2024 se sumó el motor APP550 con 231 CV, compartido con las versiones GTX, que pueden llegar hasta 326 CV. Cifras de potencia pico, siendo la nominal bastante menor, 95 CV para las versiones normales y 121 CV en el GTX.

La batería, uno de los puntos críticos de todo eléctrico, no ha dado grandes problemas. Volkswagen ofrece garantía de 8 años o 160.000 km, siempre que no baje del 70 % de capacidad útil. Si ocurre, se sustituyen módulos individuales, no el pack. Las versiones iniciales tenían potencias de carga modestas (50 o 100 kW según batería), pero con actualizaciones llegaron hasta los 135 kW en la versión media. Eso sí, los tiempos de carga siguen siendo superados por rivales más modernos.
En cuanto a desgaste, el peso elevado y la regeneración habitual en frenada hacen que muchos elementos del tren de rodaje, como los brazos de suspensión, cojinetes o incluso los frenos traseros de tambor, presenten signos de desgaste acelerado. Además, la bomba del sistema de refrigeración ha mostrado una tasa de fallo elevada, aunque las piezas ya están disponibles como un recambio económico.

El mercado de segunda mano ofrece unidades desde los 18.000 euros, hasta los 22.000 euros para modelos seminuevos bien cuidados y con menos de 50.000 km en su marcador. Un ID.3, que por regla general, tiene unos costes de propiedad bajos y tasas de avería controladas. Eso sí: es clave verificar que el software esté actualizado y que se hayan cumplido campañas de servicio.
La conclusión es que el ID.3 usado puede ser una excelente puerta de entrada al coche eléctrico, especialmente por su buena relación tamaño/espacio, confort y equilibrio mecánico. Pero hay que ser exigente con el historial, ya que detalles de acabado y decisiones de diseño pueden restar puntos. Técnicamente fiable y con depreciación controlada, el eléctrico compacto de Volkswagen demuestra que, con algunos matices, también en segunda mano es una apuesta a tener en cuenta.
Fuente | ADAC