
Ni LFP ni NCM, Renault trabaja en una original química de batería para sus coches eléctricos
Ampere, filial del Grupo Renault, sigue trabajando en soluciones de todo tipo para que los coches eléctricos del futuro sean lo mejores posible. Tras adoptar las baterías NCM y, más recientemente, las LFP, los franceses trabajan en una solución "híbrida".

Más allá de la actualidad del mercado de los coches eléctricos y del interés que pueda suscitar la llegada de nuevos modelos, hay una batalla igualmente feroz en el desarrollo de las baterías que alimentan este tipo de vehículos. O más bien, una carrera a contrarreloj por sacar adelante nuevos tipos de baterías que mejoren las prestaciones y precios de estas, de forma que los coches eléctricos sean más asequibles para todos.
Podemos decir que hay varios focos abiertos: el desarrollo de baterías de estado sólido, las de sodio, las de sólido-líquido, las LFP… Renault, a través de su filial especializada en coches eléctricos Ampere, está trabajando en un concepto de batería que no habíamos oído hasta ahora. La tecnología la llaman LXMO y, en esencia, es una "mezcla" entre las actuales baterías de iones de litio, las dos vertientes más habituales.

Por un lado, las NCM, basadas en una química níquel-cobalto-manganeso, son las que ofrecen mejores autonomías eléctricas, pero a costa de un precio más elevado (entre otros detalles). Y por el otro, están las LFP, las de litio-ferrofosfato, muy populares en los últimos tiempos, especialmente entre las marcas chinas, como BYD. Estas últimas ofrecen una densidad energética menor a las anteriores (aunque van mejorando con el paso del tiempo), pero son mucho más baratas y más seguras.
¿Y si una batería pudiese abarcar las ventajas de ambas químicas? Aquí es donde entran en juego Ampere y Renault, que apuntan a una nueva modalidad de baterías. La llamada LXMO, u óxido de litio y manganeso, se basa en una tecnología de cátodo en la que se prescinde del cobalto. De la mano de la startup estadounidense Stratus Materials, los franceses probarán la viabilidad de una batería de este tipo, que apunta a ofrecer unos costes de producción inferiores, como las LFP, pero manteniendo el rendimiento típico de las baterías NCM.
Las primeras pruebas de su viabilidad industrial se realizaran en el laboratorio de Ampere en Lardy, Francia: allí se comprobará si esta batería, rica en manganeso y más respetuosa con el medio ambiente al prescindir del cobalto, puede aportar una mayor duración de la batería a la par que un precio más asequible. La firma del rombo está estudiando la posibilidad de que estas baterías formen parte de una futura gama de coches eléctricos, pensando en el medio plazo con las próximas renovaciones o sustitutos de los actuales Mégane y Scénic E-Tech.

La marca no ha dado datos relativos a la densidad energética, autonomía o tiempos de carga que esperan con esta revolucionaria química de batería. Mientras tanto, el resto de fabricantes aceleran el desarrollo de otras alternativas, como las prometedoras baterías de sodio, que prescinden del litio. Y no nos olvidamos de las baterías de estado sólido, cuya carrera por llegar al mercado de producción está por todo lo alto.
En los últimos días, gigantes automovilísticos como Toyota o Chery han adelantado detalles de cómo serán sus próximas baterías con electrolito sólido. En el caso de los japoneses, apuntan al 2027-2028 para empezar a verlas en vehículos de producción. Chery ha ido más allá y ha dado detalles de una batería con una densidad energética récord, que permitirá a sus futuros coches eléctricos cubrir con una única carga de batería hasta 1.500 kilómetros en condiciones reales.
Fuente | Automobile-propre



