
Así son los condensadores que quieren jubilar a las baterías
Investigadores han desarrollado condensadores de titanato de bario capaces de mantener carga más tiempo y cargarse en segundos. Esta tecnología podría revolucionar el almacenamiento energético en coches eléctricos y dispositivos. Un hallazgo casual que apunta a un futuro con menos dependencia de baterías.

Un equipo de investigadores ha desarrollado unos condensadores avanzados que podrían transformar por completo la forma en que almacenamos energía, tanto en coches eléctricos como en dispositivos electrónicos como portátiles y smartphones. La clave está en unas nuevas héteroestructuras fabricadas con titanato de bario, un material cerámico que, al ser insertado entre capas bidimensionales, reduce la pérdida de energía y mantiene la capacidad de carga rápida.
Lo más curioso es que este avance llegó por casualidad, pero sus implicaciones podrían ser enormes. Según el estudio publicado en la revista Science, estos condensadores no solo prolongarían la vida útil de las baterías actuales, sino que también mejorarían el almacenamiento energético a gran escala para la gestión de redes eléctricas.
A diferencia de las baterías, los condensadores almacenan electricidad en un campo eléctrico, lo que les permite cargarse y descargarse muy rápido para suministrar energía de forma instantánea. En los móviles, por ejemplo, se usan para dar potencia extra al flash de la cámara. El reto siempre ha sido que no pueden retener la energía tanto tiempo como las baterías tradicionales.

Sin embargo, los científicos han descubierto que si se deja un pequeño espacio en el centro de estas estructuras, los condensadores mantienen la carga durante más tiempo antes de perderla. Además, son extremadamente finos —apenas 30 nanómetros— y combinan propiedades conductoras y aislantes, lo que los hace más eficientes para el almacenamiento.
Si se consigue reproducir esta tecnología a gran escala, podría suponer una alternativa real a las baterías en ciertos usos, con energía disponible de forma casi instantánea y sin comprometer la estabilidad a largo plazo. Esto abriría la puerta a coches eléctricos con tiempos de carga ultra rápidos y sistemas de almacenamiento industrial más flexibles y duraderos.
El futuro del almacenamiento de energía podría estar mucho más cerca de cambiar de lo que pensamos, y este descubrimiento bien podría ser el primer paso hacia una nueva era sin baterías tal como las conocemos.