
La era del coche eléctrico acelera con previsiones de triplicar ventas en cinco años
Un estudio prevé que los coches eléctricos alcancen el 40% del mercado mundial en 2030 y el 60% en 2035 impulsadas por la caída del coste de las baterías, la eficiencia y la carga rápida. China lidera el proceso mientras Europa corre el riesgo de quedarse atrás tanto comercial, como industrialmente.

Una estudio de la consultora Strategy&, parte de PwC, señala que el coche eléctrico ha entrado en una fase decisiva. Según el informe, en 2030 el coche eléctrico alcanzará casi el 40% de las ventas mundiales de coches nuevos, y en 2035 representará cerca del 60% del mercado global. Se trata de un cambio histórico impulsado por la mejora de las baterías, la eficiencia de las motorizaciones y los avances en carga rápida que aceleran las ventas de forma imparable.
El análisis indica que la evolución no será homogénea. Habrá mercados que avancen más rápido, como China, mientras que otros quedarán rezagados por falta de infraestructura de recarga y marcos normativos adecuados. En estos últimos, los híbridos enchufables podrían mantener un papel de transición más prolongado.
Coo vemos en la imagen inferior, en Europa, se espera que para 2035, una fecha con gram simbolismo, las ventas de coches eléctricos ya ocupen en 93% de las matriculaciones. Algo que desmonta el argumento de los fabricantes y críticos con la medida de Europa de prohibir las ventas de nuevos coches con motor de combustión para esa fecha, en la cual, tal como indica el estudio, sus ventas serán ya de por si residuales.

Uno de los factores clave es el precio. La bajada en el coste de las baterías, en especial de las químicas LFP, está reduciendo el coste de propiedad del coche eléctrico, que ya es competitivo frente a los de combustión en muchos segmentos. La paridad total llegaría hacia 2030, cuando los precios de los combustibles fósiles y las regulaciones hagan que los motores de gasolina y diésel sean menos atractivos económicamente.
La evolución tecnológica también empuja el proceso. Las baterías se acercan a una densidad de 400 Wh/kg, lo que permitirá ampliar autonomías sin necesidad de montar packs de gran tamaño. En paralelo, las baterías de estado sólido asoman como la siguiente gran revolución, aunque su despliegue a gran escala todavía está por confirmar.

La eficiencia es otro frente donde el coche eléctrico sigue avanzando. El consumo medio ha caído entre un 5 y un 10% en los últimos años y podría situarse en 12 a 14 kWh cada 100 km en 2030. Aerodinámica mejorada, sistemas térmicos más precisos y motores eléctricos más optimizados son las claves. Para el conductor, esto se traduce en mayor autonomía y menores costes de uso.
El apartado de la carga rápida también está experimentando un salto notable. Para 2030 será posible recuperar hasta 400 km de autonomía en apenas diez minutos, reduciendo el tiempo de espera a algo muy parecido al repostaje en una gasolinera. Y dado que la mayoría de usuarios seguirá cargando en casa, la comodidad respecto al coche de combustión se inclina aún más a favor del eléctrico.

La tendencia global ya es clara. La producción de coches de combustión alcanzó su pico en 2017 y desde entonces está en descenso, mientras los modelos eléctricos no dejan de crecer. China lidera tanto en volumen como en innovación y controla gran parte de la cadena de valor del sector, desde las materias primas hasta el reciclaje de baterías. Europa, por el contrario, pierde terreno, y Estados Unidos no empezará a acelerar hasta después de 2030.
Strategy& advierte de que Europa debe invertir en producción propia de baterías y acortar los ciclos de innovación para no perder competitividad. De lo contrario, podría quedar rezagada en un mercado que en 2030 moverá más de 600.000 millones de euros anuales y que puede llevarse por delante cientos de miles de puestos de trabajo.