
Europa prepara el terreno para un coche eléctrico de 15.000 euros
La Unión Europea trabaja en una nueva categoría de coches eléctricos asequibles fabricados en Europa. La iniciativa busca recuperar el segmento de urbanos abandonado por los menores márgenes de ingresos, y frenar el avance de los fabricantes chinos que crecen sin parar en nuestro mercado.

La Comisión Europea ha confirmado que trabaja en la creación de una nueva categoría de automóviles que permitirá fabricar coches eléctricos pequeños y asequibles en Europa por debajo de los 15.000 euros. Inspirados en los kei car japoneses, estos futuros modelos buscan reactivar un mercado que prácticamente ha desaparecido del Viejo Continente y frenar el avance de los fabricantes chinos. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, lo anunció en su discurso sobre el estado de la Unión el pasado 10 de septiembre, señalando que “Europa debería tener su propio coche eléctrico, limpio, eficiente, ligero, económico y europeo”.
El objetivo es crear una normativa específica que se sitúe entre los actuales quadriciclos (categorías L6 y L7) y los turismos convencionales (M1). Esto daría margen a los constructores para desarrollar coches más básicos, con menos exigencias en materia de seguridad activa y de equipamiento, pero que sigan siendo válidos para el uso urbano y periurbano. Una fórmula similar permitió en Japón el éxito de los kei car, vigentes desde 1949 y convertidos en un auténtico fenómeno de ventas.

El contexto del mercado europeo explica la urgencia de esta medida. Históricamente, los fabricantes europeos han sido especialistas en coches urbanos, un segmento que llegó a ser muy dinámico y popular. Sin embargo, la incorporación obligatoria de sistemas de seguridad y ayudas a la conducción cada vez más sofisticadas, sumado al mayor coste de los coches eléctricos frente a los de combustión, ha hecho desaparecer prácticamente la oferta de coches pequeños asequibles. El segmento A, que dio vida a modelos como el Renault Twingo o el Peugeot 108, está prácticamente extinto. Jean-Philippe Imparato, director de operaciones de Stellantis en Europa, lo ilustró en el Salón de Múnich 2025: “Antes de las reglas de homologación de 2018 se vendía un millón de coches pequeños por menos de 15.000 euros, ahora apenas alcanzamos los 90.000”.
A esta situación se añade la presión de los fabricantes chinos, que han comenzado a inundar el mercado europeo con coches eléctricos de bajo coste como el Dacia Spring, el Leapmotor T03 o BYD Dolphin Surf, todos con precios muy competitivos gracias a las ayudas estatales de su país. Bruselas considera que estas subvenciones vulneran las normas de la OMC y ha abierto investigaciones, pero mientras tanto los fabricantes europeos ven cómo sus ventas se resienten.

Frente a ello, la Comisión plantea que el E-car no solo sirva para cubrir la demanda interna, sino también para posicionar a la industria europea en un segmento global en expansión. “Millones de europeos quieren comprar coches fabricados aquí a precios asequibles. Tenemos que invertir en modelos de este tipo tanto para Europa como para atender la demanda mundial”, remarcó von der Leyen.
Las primeras propuestas sobre las que se podría trabajar provienen del grupo de investigación Gerpisa, que en 2024 planteó dos posibles categorías. La primera, una M0, con potencia máxima de 54 CV, seguridad activa limitada y prohibida en autopista. La segunda, denominada M1 ASEV, con 68 CV de potencia máxima, equiparable a los turismos M1 en materia de seguridad activa y autorizada para circular por cualquier vía. En ambos casos, los coches tendrían una longitud máxima de 3,80 metros y un peso máximo de 1.000 kg incluyendo la batería, unas cifras que permitirían rebajar sustancialmente los costes y acercar el precio final a esos 15.000 euros.
De momento, la propuesta está en fase de debate y una primera reunión entre representantes de la Unión y de la industria automovilística tendrá lugar en Bruselas este 12 de septiembre. Lo que parece claro es que Europa ha decidido reaccionar para no dejar que sean China u otros competidores los que se adueñen de este segmento clave en el futuro de la movilidad eléctrica.