Casi un millón de coches eléctricos en Noruega: éxito guiado por políticas públicasNoruega roza el millón de coches eléctricos: razones, consecuencias y ejemplo para España

En Noruega circulan casi un millón de coches eléctricos y casi el 90% de los coches nuevos son eléctricos. Este liderazgo mundial se debe a políticas fiscales e incentivos muy agresivos y sostenidos. En España la adopción es notablemente menor por falta de medidas tan completas.

Noruega roza el millón de coches eléctricos: razones, consecuencias y ejemplo para España

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Publicado: 30/07/2025 08:54

Actualizado: 30/07/2025 08:56

El parque de coches eléctricos en Noruega ha superado recientemente los 900.000 unidades, de las cuales aproximadamente 860.000 son turismos y 40.000 furgonetas, según datos de la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos. Se espera que se alcance el millón de coches eléctricos a principios de la próxima primavera, según declaraciones de Christina Bu, secretaria general de esa asociación. A finales del año anterior, en Noruega se registraban un total de 2.889.023 turismos y 514.740 furgonetas, de los cuales una parte creciente ya es totalmente eléctrica.

Durante el primer semestre actual, la cuota de coches eléctricos entre los turismos nuevos alcanzó el 94%, y entre las furgonetas fue del 45%, según cifras del Consejo Noruego de Información sobre Tráfico Vial. Noruega se ha convertido en el primer país donde los coches eléctricos han superado en número a los de gasolina y diésel en su parque móvil: en torno a 754.303 coches eléctricos frente a 753.905 de gasolina, aunque los diésel siguen siendo el grupo más numeroso con cerca de un millón de unidades.

Según la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos, las emisiones por turismo se redujeron en un 36% entre 2015 y 2023, gracias mayoritariamente al avance del coche eléctrico.

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Comparando con España, el contraste resulta evidente. En nuestro país la cuota de coches eléctricos en 2023 representaba solo alrededor del 3–4% del parque total. Cifra que ha crecido de forma sustancial este año donde ya superamos el 8%. Pero como vemos, una cifra ridícula comparada con la de Noruega, lejos del 15.7% de la media europea, e incluso muy por debajo de la de vecinos como Portugal, que en el primer semestre ha llegado al 18.2%.

La razón principal de este desigual éxito entre ambos mercados se atribuye a las políticas públicas noruegas, que desde los años noventa ofrecen incentivos integrales: exenciones fiscales totales en importación, matriculación e IVA para coches eléctricos; acceso a carriles bus; aparcamiento y peajes gratis o reducidos; y uso gratuito de ferris. Además, esa política ha sido coherente y mantenida a través de distintas administraciones, sin idas y venidas, lo que ha generado estabilidad y confianza en el consumidor.

En España, aunque existen incentivos tipo MOVES y ayudas regionales, suelen ser de menor cuantía, temporales, sujetas a presupuestos limitados y donde el cliente debe abonar el 100% del coste del vehículo y luego esperar a que el estado le pague la ayuda. Algo que reduce su impacto real.

Además, no se ponen en marcha medidas complementarias como uso de carriles bus o exenciones de peajes de forma generalizada. Esto explica que mientras en Noruega ocho o nueve de cada diez coches nuevos sean eléctricos, en España la adopción se mantiene en niveles extremadamente bajos para un país que no produce petróleo, pero es una potencia en renovables.

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Y es que si España lograse alcanzar un nivel similar de electrificación, con un 90% del parque automovilístico compuesto por coches eléctricos, las implicaciones serían enormes. Actualmente, el transporte por carretera representa cerca del 40% del consumo de petróleo en España. Sustituir ese parque por vehículos eléctricos podría suponer un ahorro de más de 60.000 millones de euros anuales solamente en importaciones de crudo y productos refinados, como el diésel o la gasolina.

Ambientalmente, supondría una reducción masiva de emisiones de CO₂, especialmente si se acompaña de un aumento en la generación renovable. También permitiría reducir la exposición del país a las turbulencias geopolíticas del mercado energético internacional, fortaleciendo nuestra soberanía energética.

Pero esto sería solo una parte de los beneficios para España. Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA) y estudios del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una electrificación masiva del transporte multiplicaría la demanda de electricidad renovable, lo que implicaría acelerar la instalación de nueva capacidad eólica y solar.

Esto podría generar entre 200.000 y 300.000 empleos adicionales en el sector renovable en España para 2035, si se alcanzaran niveles de electrificación del transporte superiores al 80%. Además, se prevé un efecto tractor en la economía a través del despliegue de infraestructura de recarga (pública y privada), la fabricación y mantenimiento de vehículos eléctricos, así como la gestión de baterías, su reciclaje, desarrollo de sistemas de almacenamiento estacionario...Solo la infraestructura de recarga podría generar entre 25.000 y 40.000 empleos directos en instalación, operación y mantenimiento.

Fuente | Worldstopexports

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