
Este es el principal perjudicado del ascenso del coche eléctrico chino en Europa
China ha duplicado su presencia industrial global en una década, ganando cuota en Europa. El sector del coche eléctrico ilustra este cambio, con marcas chinas imponiéndose frente a fabricantes tradicionales. El retraso europeo en innovación y estrategia amenaza con un declive irreversible que ya parece inevitable y que tiene un perjudicado muy significativo.

La industria alemana, históricamente uno de los pilares económicos de Europa, comienza a mostrar signos de debilidad. La creciente presión competitiva desde China ha empezado a traducirse en una pérdida significativa de cuota de mercado, especialmente en sectores clave como la automoción, el químico y el de maquinaria industrial.
Una investigación del VFA (Asociación de Empresas Farmacéuticas de Investigación en Alemania) pone cifras a esta transformación silenciosa: entre 2013 y 2024, China ha duplicado su presencia global en sectores industriales clave, pasando del 6% al 14% en cuota de mercado en el ámbito del automóvil. Gran parte de ese avance se ha producido a costa de fabricantes europeos, con Alemania como principal perjudicado.
La estrategia china gana en Europa mientras Alemania se estanca

El informe del VFA apunta a una causa estructural: China no solo ha incrementado su presencia global por volumen, sino por estrategia. La combinación de una política industrial orientada a objetivos claros y una agresiva política comercial ha permitido al país asiático escalar posiciones de forma sostenida.
Por el contrario, Alemania ha perdido terreno de forma continua. En el sector del automóvil, esta caída ha sido especialmente significativa. La industria germana tardó demasiado en reaccionar a la electrificación y digitalización del transporte, centrando sus esfuerzos en tratar de retrasar las normas de emisiones para seguir estirando el chicle del motor de combustión.
Durante años, las grandes marcas alemanas se beneficiaron de su buena reputación, especialmente en China, un mercado emergente con alto poder adquisitivo, pero esa ventaja ha comenzado a desvanecerse con una fuerte caída en el mayor mercado mundial del automóvil, que ahora empieza a replicarse también en Europa.

Las cifras son claras: en los últimos dos años, los fabricantes alemanes también han comenzado a ceder cuota en el mercado chino, uno de sus últimos bastiones. Mientras tanto, marcas chinas con estrategias de electrificación bien definidas y precios agresivos están conquistando no solo Europa, sino también tomando posiciones en mercados como Latinoamérica, África o el sudeste asiático.
A este retroceso se suma la situación en América. La guerra comercial entre Estados Unidos y China dejó vacíos que fueron ocupados por otros países europeos, pero Alemania no supo capitalizar esa oportunidad, según el VFA. Peor aún, los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones europeas, del orden del 15%, han dificultado aún más el acceso al que era uno de los mercados clave para la exportación alemana.
La industria alemana, como alerta Claus Michelsen, economista jefe del VFA, necesita una transformación profunda y rápida. Se requieren inversiones, innovación y nuevos modelos de negocio si quiere volver a competir en los grandes mercados internacionales. Y no basta con medidas aisladas: es necesaria una agenda industrial europea coherente, con foco en velocidad, adaptación tecnológica y formación del talento humano.

Mientras tanto, la industria china sigue ganando fuerza, con marcas que combinan eficiencia en la producción, dominio de las nuevas cadenas de valor del coche eléctrico, y una capacidad de innovación en software y conectividad que supera con creces a muchos de sus rivales europeos. Y lo hacen, además, a precios cada vez más competitivos.
En Europa, el mercado interior sigue sin explotarse adecuadamente. Aunque en volumen podría superar al estadounidense, las barreras regulatorias nacionales y regionales lo fragmentan hasta hacerlo ineficiente. Esa descoordinación debilita la posición europea frente a los grandes bloques económicos, y dificulta que fabricantes y proveedores puedan escalar soluciones con la misma rapidez que sus competidores de Asia o América.
Fuente | VFA