El hidrógeno se estanca, otra vez

Cada cierto tiempo la pila de combustible de hidrógeno resurge de sus cenizas para volver a la primera página de los medios con evoluciones y promesas de convertirse en la panacea de un futuro sin emisiones, pero vemos que la realidad es bien diferente y prueba de ello es el estudio presentado por la consultora Pike Research que rebaja las previsiones de crecimiento de esta tecnología y de los 2,8 millones de vehículos que se calculaban para el 2020, ahora se estima que serán solamente 1 millón.

También se ve rebajada la cifra de negocio que esta tecnología moverá en esta fecha y de los 28.900 millones de dólares previstos para finales de la próxima década, se han pasado a los 16.900 millones de dólares, un ajuste importante que se justifica por la reducción drástica de las inversiones por parte de las administraciones públicas por causa de la crisis económica reinante.

A pesar de mostrarse como una alternativa a los coches con motor de combustión, por su elevada autonomía y reducidos tiempos de recarga, el mayor impedimento que está encontrando esta tecnología es en la lentitud del despliegue de estaciones de repostaje y es que a pesar del acuerdo entre fabricantes y administaciones que provocó la caída del coche eléctrico en los Estados Unidos en 2004, siete años después solamente cinco estaciones están prestando servicio en este país.

Son muchos los obstáculos a los que se tendrá que enfrentar esta tecnología, comenzando por su menor eficiencia comparada con recargar un coche eléctrico directamente en un enchufe, si no que además la evolución de las baterías de litio en los últimos años y la expansión de los sistemas de recarga rápida, provocarán que las diferencias con la pila de combustible sean cada día menores, lo que resultará en la limitación de la pila de combustible a ampliaciones industriales, quedando el basto mercado particular en manos de los coches con batería.

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Fuente:
Autoobserver