Uno de los motores del despliegue de la movilidad eléctrica, es el empuje desde el sector público. Un sector que sirve tanto para mejorar unas ventas que por regla general son muy modestas, pero que además funciona como ejemplo práctico para el público de los muchos beneficios de la adopción de una movilidad más sostenible.
Mientras que cada día tenemos que ver como muchos ayuntamientos, como el caso de Las Rozas, Madrid, y el de Bilbao (entre otros muchos) apuestan por el diésel para la renovación de sus flotas, en otros lugares ya están empezando a hacer las cosas bien apostando por la transformación hacía los modelos eléctricos.
Es el caso del EMAYA. La empresa municipal del agua del ayuntamiento de Palma, que ha confirmado la aprobación en la sesión ordinaria del Consejo de Administración, la adquisición de 18 vehículos eléctricos (12 turismos y 6 furgonetas).
Estos vehículos estarán destinados tanto al área de Calidad Urbana como del Ciclo del Agua. Se trata de una de las compras de vehículos eléctricos más importante de una empresa pública, y cuyo presupuesto se ha licitado con un máximo de 365.000 euros. (Precios antes de impuestos.)
Sin duda toda una apuesta por parte de los responsables de esta empresa pública, que demuestran con un caso práctico que la opción de los modelos diésel como única alternativa en los ayuntamientos es totalmente desacertada e innecesaria, y que los vehículos eléctricos ya pueden cubrir gran parte de las necesidades de movilidad.
En el otro lado, Jaén
Y mientras que algunas administraciones apuestan por los eléctricos, otras lo siguen haciendo por los diésel, e incluso con algunas condiciones torticeras destinadas a dificultar los procesos a los pocos fabricantes que pelean por esos lotes.
Es el caso del Ayuntamiento de Jaén, que ha presentado un concurso para la renovación de la flota municipal mediante el sistema de renting. Una renovación en la que encontramos la de 3 vehículos todoterreno para servicios medioambientales que como una de las condiciones indican tendrá que contar con motor diésel. Y que mejor forma de cuidad del medio ambiente que con tres 4×4 DIÉSEL.
También solicitan un furgón con cabina-caja, que se encargará de transportar elementos de señalización viaria. Otro que también tiene como condición obligatoria el motor diésel, y que sin duda sacará «el máximo partido» a este tipo de motorizaciones a gasóleo. Termina el concurso con la solicitud de un vehículo para la oficina de atestados. Diésel por supuesto.
Pero si todo esto ya es lamentable, no menos es la condición de que el fabricante o empresa que opte a este concurso, tendrá que hacerlo pujando por el lote completo. Algo que sin duda supone un problema para muchos fabricantes que pueden disponer de vehículos eléctricos competitivos en alguno de los tres segmentos solicitados, pero que no podrán acceder al no contar con el resto. Algo más que lamentable y que resta competitividad a dicho concurso.
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Fuente | EMAYA
