El gobierno británico invierte 42 millones de libras en investigación de baterías con electrolito sólido
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Publicado: 24/01/2018 11:14
El electrolito sólido se ha convertido en una de las principales tendencias del mercado de las baterías. Una tecnología que promete grandes resultados en aspectos como la densidad energética y su seguridad, además de reducir la necesidad de materiales escasos y caros. Algo que está empujando a muchas empresas y administraciones a poner dinero para su desarrollo.
El último en apuntarse ha sido el gobierno de Reino Unido, que ha destinado 42 millones de libras, unos 48 millones de euros al cambio, a un programa de investigación destinado al desarrollo de este nuevo tipo de baterías, y con el objetivo de crear una industria que compita con los fabricantes asiáticos.
Los fondos se controlarán a través de la nueva institución pública, denominada Faraday, y se entregarán a proyectos que estarán liderados por la Universidad de Oxford.
Según los responsables de la iniciativa «Si tenemos éxito, esto colocará al Reino Unido en la cabeza del desarrollo de la tecnología de baterías. El potencial de incrementar de forma radical la velocidad de movernos hacia formas de movilidad sostenibles con vehículos eléctricos, además de la capacidad de reducir las emisiones contaminantes, son beneficios obvios para todos«.
Esta primera partida formará parte de un paquete completo que incluirá otras tecnologías, y que tendrá un presupuesto de 246 millones de libras, unos 280 millones de euros. Un dinero que se dividirá entre cuatro proyectos diferentes liderados por grupos universitarios diferentes. Entre las otras iniciativas encontraremos los que buscan alargar la vida útil de las baterías, el diseño de los packs, y el reciclado de estos acumuladores.
Y es que en estos momentos la industria de las baterías está dominado casi por completo por los desarrolladores asiáticos, tanto chinos como coreanos, y también con algún potente grupo japonés. Una ventaja industrial que desde Reino Unido se quiere recortar trabajando en una nueva generación de baterías que les permita acortar distancias.
Un espacio donde el electrolito sólido encaja a la perfección gracias a sus muchos beneficios, sobre todo en aplicaciones como en coches eléctricos. Un tipo de baterías que prescinde del electrolito líquido y que cuenta con un ánodo de metal, en lugar del grafito, lo que permite incrementar su capacidad, vida útil, además de ser más resistente a las recargas rápidas e incluso a un accidente.
Además como vemos es también una esperanza para la industria europea de recortar un terreno perdido con los desarrolladores asiáticos que para muchos está ya perdido, siendo mejor centrarse en la próxima generación.
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Vía | FT