El Jaguar i-Pace se cuela en el reino privado del taxi de Mercedes en Munich

Si vas de paseo por Munich, además de sus encantos habituales te llamará la atención que la aplastante mayoría de los taxis que circulan por sus calles son Mercedes. Principalmente la Clase E. Un recinto privado para los alemanes que ahora acaba de sufrir un primer ataque por parte del nuevo Jaguar i-PAce, que se ha colado dentro del patio de juegos de los germanos.

Un de las principales empresas de taxis de la ciudad ha incorporado una flota de 10 unidades del Jaguar i-Pace. Una primera incorporación con un fuerte componente simbólico ya que supone un desafío a unas marcas locales que se han quedado claramente atrás en la adopción de nuevas formas de movilidad.

Esta nueva flota de Jaguar comenzará sus trabajos ya este mes de agosto, y permitirá a los locales y los turistas poder desplazarse por la capital de Baviera en un taxi fabricado por una marca foránea. Algo realmente llamativo en uno de los centros neurálgicos de la industria automovilística alemana.

Con esta compra, se envía un claro mensaje a las marcas locales como la propia Mercedes, cuyos planes no incluyen una propuesta eléctrica al menos hasta finales de 2019, cuando comenzará la distribución del EQC. También se pone sobre la mesa el problema ambiental de ciudades como la propia Munich, que sufren de una calidad del aire muy baja por culpa de las emisiones del transporte.

Algo que ha llevado al ayuntamiento a poner en marcha medidas como las ayudas a los desplazamientos en taxis eléctricos, cuyos viajeros pueden acceder a un descuento del 20% en un intento por convencer a los profesionales a que den el salto a este tipo de vehículos.

Desde la empresa además no se han limitado simplemente a comprar los taxis y ponerlos en la carretera. Han realizado un proceso de entrenamiento a los conductores que van a encargarse de conducir estos modelos, para aprender técnicas como la de manejar el coche con un único pedal, para lograr reducir el consumo aumentando la retención de la frenada regenerativa.

Una compra pequeña para Jaguar, sobre todo si la comparamos con las 200 unidades adquiridas por el aeropuerto londinense de Heathrow, pero con mucho simbolismo por tratarse de un territorio hasta ahora dominado por los modelos diésel de Mercedes.

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