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Siete razones por las que los coches eléctricos superarán en ventas a los de combustión interna antes de lo que muchos piensan

Los datos indican que estamos en plena fase de decadencia de las ventas de coches con motor de combustión. Una serie de señales que avisan de que el derrumbe de ventas de este tipo de vehículos podría estar más próximo de lo que muchos esperan. Unos escépticos que todavía abanderan el dogma de que los coches eléctricos todavía ocupan solo el 1% de las ventas, pero que no ven la rápida evolución actual y futura.

Es por eso que vamos a repasar las siete razones por las que cada vez más gente piensa que estamos ante el principio del fin de lo coches diésel y gasolina, que en pocos años pasarán a ser vehículos obsoletos con los que incluso será difícil entrar o circular por muchas ciudades del mundo.

  1. China

Cualquier cosa que pasa en China tiene repercusión mundial. Y dentro el sector de la automoción no es una excepción. El gigante asiático se ha convertido en el primer consumidor de coches del mundo, y su gobierno se ha propuesto que en vez de modelos gasolina la gente compre eléctricos. Y además lo ha hecho con una seriedad y ambición pocas veces vista hasta el momento.

Además de invertir decenas de miles de millones de euros en ayudas a la compra de vehículos, y en el desarrollo de los programas de coches eléctricos de los diferentes fabricantes, el gobierno ha dado un paso definitivo con la aprobación de las cuotas de ventas. Una medida que todos coinciden será de extremada efectividad y que obligará a las marcas que quieran trabajar en China alcanzar unas ventas del 10% de coches eléctrificados para 2019, un 12% para 2020, y un 20% para 2025.

Algo que tendrá su influencia en todo el sector a nivel global al lograr que las industrias asociadas al coche eléctrico aceleren sus inversiones, su volumen, y con ello se refuerce la economía de escala que ayude a rebajar de forma cada vez más rápida los costes de los diferentes componentes que dan forma a estos vehículos.

2. Baterías más baratas

Uno de los principales lastres para el desarrollo del mercado del coche eléctrico es el elevado coste de las baterías. El coste del kWh ha bajado de forma constante en los últimos años, hasta situarse en cifras que acercan los costes a los de producir un coche con motor de combustión.

Un ejemplo de esta evolución son los 1.000 dólares que costaba cada kWh en 2010. Fecha de inicio de la nueva generación de coches eléctricos. Una cifra que cayó de forma constante hasta los 200 dólares que se estima ha cerrado en 2017. Y eso que el nivel de producción de baterías, y por lo ante de coches, es de momento bastante baja.

Desde marcas como Tesla o Audi, se ha indicado que esperan lograr alcanzar el hito de los 100 dólares el kWh antes de 2020. Un momento clave que supondrá contar con unas baterías baratas, y por lo tanto unos vehículos más competitivos a nivel económico gracias a una reducción del 90% desde 2010.

3. Mejores baterías

Además de mejorar su precio, para que despegue el coche eléctrico hace falta que este cuente con cada vez más autonomía. Es una cuestión más de seguridad para un consumidor acostumbrado a contar con un margen enorme, y también a disponer de un sistema de repostaje en minutos casi en cualquier esquina.

Para solucionarlo será necesario contar con coches con amplia autonomía. Pero para lograrlo, harán falta celdas con mayor densidad energética. Una densidad que se estima está mejorando entre un 5 y un 8% cada año. Esto permitirá que para 2020 sea posible poner en el mercado coches con autonomías reales de 500 kilómetros, e incluso algunos más exclusivos, como el nuevo Tesla Roadster, que podrían llegar a los 1.000 kilómetros.

4. Vida útil de las baterías

Una tercera parte de las baterías, después de su precio y densidad energética, es su vida útil. En un primer momento hemos visto como el mercado ha desconfiado algo de unos coches eléctricos que han tenido que demostrar sus capacidades para ganarse la confianza del público.

Salvo alguna excepción, el rendimiento de estas baterías ha estado a la altura de lo esperado, sobre todo en aquellos modelos con sistema de refrigeración líquido, como el BMW i3, los Tesla, o el Opel Ampera-e, que están logrando alcanzar cifras de kilometraje extraordinarias sin apenas sufrir pérdida de capacidad en sus baterías.

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5. Mayor fiabilidad

Esto redunda en unos coches que son mucho más fiables que los dotados de un complejo sistema de combustión. Es una cuestión de posibilidades, y es que el motor de un coche de combustión interna está compuesto por más de 2.000 piezas, de las cuales hay unas 150 móviles. Por su parte el motor de un coche eléctrico apenas llega a las 20 piezas en total.

Esto redunda en un menor coste operativo, no sólo en consumo, sino en mantenimiento. No hay que cambiar el aceite, los filtros, la correa, el termostato, los caudalímetros, las pastillas y los discos de freno…y así un largo etc que hace que según pasen los años cada vez sea más costoso mantener el coche. Mientras que un eléctrico apenas necesita el cambio de filtro del aire acondicionado, revisar el líquido de frenos, y rellenar el líquido del limpia.

6. Es más barato conducirlos

Moverse con un coche eléctrico es mucho más barato que hacerlo con un diésel o gasolina. Algo que se ha acentuado en los últimos meses por culpa de una desaforada subida de los carburantes impulsados por un petróleo que recupera sus cifras de hace unos años. Por su parte un coche eléctrico a pesar de estar supeditado a un coste de la electricidad que en algunos mercados también se ha disparado, pero por razones normalmente artificiales, mantiene sus cifras en números muy por debajo de los convencionales.

Además con la expansión de las renovables, en España por ejemplo el pasado mes de mayo la mayor aportación de electricidad han sido de nuevo las renovables, con el 43.9%, mientras que la nuclear ha llegado al 20.8%, la hidráulica un 16.5%, mientras que el carbón se ha quedado en sólo el 11%.

Incluso el propietario de un coche eléctrico puede lanzarse a la instalación de paneles fotovoltaicos en su vivienda, y disfrutar de unas recargas todavía más económicas. Y todo con una inversión cada vez más pequeña por la bajada del coste de este tipo de paneles.

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7. Aumento de la oferta

Dentro de las limitaciones de ventas de los coches eléctricos, podemos anotar además del precio, la infraestructura de recarga, y la autonomía, también la poca variedad que existe en el mercado. Un sector que ha estado, salvo alguna excepción, de espaldas a segmentos como los todocaminos. Un tipo de vehículos cuya demanda ha explotado en todo el mundo en los últimos años, pero que hasta hace poco no contaba más que con el exclusivo Tesla Model X como alternativa.

Ahora esto se solucionará con la llegada de propuestas como el Hyundai Kona eléctrico, el KIA Niro, el Jaguar i-Pace, Audi etron, Mercedes EQC…y un largo etc de propuestas que cubrirán un abanico cada vez más amplio de tamaños y precios. Algo que facilitará que los clientes encuentren el modelo que más les guste, y mejor se adapte a sus necesidades y presupuesto. Algo que hasta ahora no sucedía.

La conclusión es que tal como estamos viendo colapsar las ventas de coches diésel, también veremos como le sucede lo mismo a los modelos gasolina. Y es que las exigencias de cumplimiento de emisiones hará que cada vez sea más caro desarrollar un nuevo modelo, lo que junto con la bajada de precios de los eléctricos igualará los precios a corto plazo.

Añadir también las medidas de las principales ciudades europeas, que están implementando medidas para impedir que el coche diésel o gasolina entre en el centro urbano. Por lo que en poco tiempo un cliente se verá en la tesitura de comprarse un coche caro, con un coste operativo elevado, y con el que además no podrá acceder a ciertas partes de las ciudades, u optar por un eléctrico.

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