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Los fabricantes alemanes están divididos en cómo afrontar su incorporación al mercado del coche eléctrico

En los últimos días estamos siendo testigos del despertar de la industria automovilística alemana en su tortuosa relación con el coche eléctrico. Desde la presentación del Mercedes EQC, la inminente del Audi e-tron, así como la cercana del nuevo proyecto de Volkswagen, y la algo más lejana de BMW. Pero cada grupo está afrontando esta llegada de una forma diferente.

Por un lado tenemos a Volkswagen. El principal fabricante alemán por unidades, y uno de los primeros en llegar al sector del coche eléctrico. Pero su primera aproximación no ha sido del todo exitosa, principalmente por usar un modelo que parecía caduco ya en sus inicios. Este suponía que tanto el e-Golf, como el e-Up, eran simples conversiones de sus modelos con motor de combustión. Una alternativa que suponía tener que adaptar la configuración eléctrica a una plataforma que no había sido diseñada para esa labor, y que ha limitado las posibilidad de ampliar las capacidades de las baterías a los 35.8 kWh del actual Golf.

Pero en su segundo intento Volkswagen no quiere cometer el mismo error. De esa forma han creado la plataforma MEB, que posiblemente sea el movimiento más ambicioso hasta el momento desde la industria alemana respecto al coche eléctrico. La idea es empezar el diseño con el pack de batería, y a partir de ahí desarrollar el resto de elementos. Algo que permite no sólo ofrecer baterías de mayor capacidad, sino también una amplia libertad a los diseñadores para sacar el máximo partido al espacio interior gracias a la ausencia del motor en su zona tradicional.

Es por eso que no nos extraña la ambiciosa frase del propio director ejecutivo de Volkswagen, Herbert Diess, indicando que esperan lanzar un coche de un tamaño similar a un Golf, pero con el espacio interior de un Passat. Algo realmente llamativo que supone el paradigma de una nueva forma de hacer coches que tiene grandes diferencias respecto a los modelos convencionales.

BMW

Por su parte la opción de BMW podría catalogarse de intermedia. Los de Munich han optado por el diseño de plataformas flexibles que permitan crear bases capaces de albergar diferentes configuraciones, desde eléctricas puras, hasta híbridos enchufables y también modelos convencionales. De esa forma a partir de 2021 cada cliente podrá seleccionar un modelo, y elegir la configuración que más le interese.

Con este formato BMW puede fabricar toda clase de modelos en una misma línea de producción. Algo que reducirá los esfuerzos a la hora de levantar nuevas fábricas, con el consiguiente ahorro económico. Un formato que por otro lado tiene sus riesgos, como el tener que acumular una importante cantidad de stock de componentes para muy diferentes configuraciones en el mismo emplazamiento, algo que supone un gasto logístico y de espacio muy importante.

Mercedes

En el caso de Mercedes, su opción parece seguir un camino similar al de BMW, pero con similitudes a la estrategia de Volkswagen en su primera fase. A pesar de que Daimler ha anunciado el gasto de 10.000 millones de euros en los próximos años en su programa eléctrico, que le permitirán lanzar 10 modelos diferentes hasta 2022, de momento los alemanes no optarán por crear plataformas propias para sistemas eléctricos.

Esto significa que la misma base del nuevo EQC, podrá ser usada para lanzar modelos diésel, gasolina, híbridos o a hidrógeno. Algo que como en el caso de BMW, permitirá lograr un ahorro económico importante, pero comprometiendo las posibilidades de diseño de los coches.

Como ejemplo el propio EQC. Como hemos podido ver en las fotos que algunos usuarios han colgado después de la presentación oficial, se trata de un modelo que aloja su sistema de propulsión en la zona delantera tal como lo harían con un coche convencional, y no dejando nada de espacio para guardar objetos. Algo que se extiende a un maletero sin nada de doble fondo. Todo por culpa del diseño de una plataforma flexible.

La explicación de los responsables de Mercedes es que no saben como evolucionará la demanda del mercado, y que quieren estar preparados para atender las tendencias del futuro, sea cual sea. Según el jefe de producción de Mercedes, Markus Schaefer, una forma eficiente de atender la demanda del mercado.

Tres formas muy diferentes de situarse en un mercado que no para de crecer, pero donde las marcas europeas no parecen demasiado convencidas de lograr el éxito. También puede que esperen explotar su prestigio logrado con los modelos convencionales con los coches eléctricos, limitando las inversiones y el esfuerzo económico para salvar las cuentas a corto plazo.

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