La Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi se convirtió el año pasado en el mayor fabricante de automóviles del mundo tras la adquisición de Mitsubishi, adelantando a grupos como Volkswagen, Toyota o General Motors. Así, el gigante franco-japonés, conocido entre otras cosas por ser el mayor fabricante de coches eléctricos de la historia, pasaba a liderar el mercado de automóviles mundial.
Sin embargo, al poco tiempo las cosas empezaron a torcerse para la Alianza: su principal impulsor, Carlos Ghosn (director ejecutivo de la Alianza y Renault, y hasta hace poco presidente de Nissan y Mitsubishi) era detenido en Japón tras una investigación llevada a cabo por Nissan en colaboración con las autoridades del país, acusado de evadir impuestos durante cinco años.
Ghosn fue el creador de la Alianza hace ya 20 años, pues fue el artífice de que Renault comprara Nissan cuando estaba al borde de la quiebra, reflotándola y llevándola a una nueva etapa de esplendor. Renault actualmente posee el 44% de Nissan con derecho a voto, la cual a su vez tiene un 15% de Renault sin derecho a voto. El gobierno francés por su parte es el mayor accionista de Renault con otro 15%, algo que molesta a los japoneses, mientras que Nissan posee el 34% de Mitsubishi.
En Francia se percibe el movimiento de Nissan contra Ghosn como un intento de la compañía japonesa de verse libre de influencia extranjera en su cúpula; además, las autoridades japonesas acaban de acusar a la propia Nissan de conocer las evasiones fiscales de Ghosn y sólo haber actuado cuando por conveniencia les interesaba acusarle.
Las tensiones entre Renault y Nissan no paran de aumentar mientras la investigación en Japón continúa. Así, Nissan habría sacado un total de 1.100 millones de dólares de efectivo de su filial china con Dongfeng, movimiento que está siendo visto con mucha suspicacia desde Francia: si bien Nissan afirma que esta es una transacción rutinaria, se está especulando con la posibilidad de que Nissan intente comprar parte de Renault para «equilibrar» la Alianza y ganar peso dentro de la misma.
A pesar de que tanto Renault como Nissan afirman que la Alianza seguirá adelante, lo cierto es que la situación es cada vez más enrevesada. Esta misma semana, Nissan ofreció a la junta de Renault revisar el contenido de la investigación interna contra Ghosn (investigación realizada a espaldas de Renault hasta el arresto de Ghosn).
La respuesta de Thierry Bollore, sustituto temporal de Ghosn al frente de Renault, fue la de pedir a Nissan que se abstuviera de contactar con la junta de Renault hasta la reunión que mantendrá la cúpula del fabricante francés este mismo jueves, añadiendo que en su lugar «Nissan debería contactar con sus abogados», lo que ha llevado a una reunión entre el equipo legal de Renault y directivos de Nissan en París a principios de semana.
Esta situación podría llegar afectar al ambicioso proyecto eléctrico de la Alianza, pues recordemos que Renault y Nissan han desarrollado de forma conjunta la plataforma modular CMF-EV, y que sus futuros coches eléctricos estaban destinados a compartir todos sus componentes (baterías, motores, inversores, etc), lo que sobre el papel debería permitirles un ahorro de costes significativo.
Una de las primeras consecuencias de este escándalo ha sido el aplazamiento de la presentación del Nissan LEAF e-Plus, que iba a ser revelado en noviembre, pero que finalmente verá la luz en enero durante el CES de Las Vegas.
Fuente | Automotive News Europe
