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Nissan hace que la justicia japonesa vuelva a retener a Carlos Ghosn, que sigue enfermando con el paso de los días

La situación en el seno de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, el mayor grupo automovilístico del mundo, es cada vez más tensa. Tras la detención en Japón de su director ejecutivo Carlos Ghosn hace ya casi dos meses, acusado de diferentes delitos por la propia Nissan, el conflicto no parece estar cerca de resolverse. De hecho, cada vez se complica más.

Ghosn ha sido retenido en prisión preventiva varias veces, pues cada vez que iba a salir de la cárcel, se le acusaba de nuevos delitos. No hay todavía una denuncia en firme contra él, que sigue defendiendo su inocencia a pesar de que es interrogado todos los días, y los medios internacionales cada vez están más convencidos que todo es un movimiento de Nissan y Japón para revertir la estructura de poder de la Alianza, dominada por Renault, y de Hiroto Saikawa, actual presidente ejecutivo de Nissan, el cual iba a ser destituido por Ghosn por sus malos resultados al frente de la compañía. Como ya es vox populi, a los japoneses no les gusta que un extranjero dirija una empresa nacional, a pesar del hecho de que Renault y Ghosn salvaron a Nissan hace 20 años comprando el 43,4% de la compañía cuando ni siquiera el gobierno japonés quería darle apoyo financiero.

Ghosn está retenido en unas condiciones que escandalizan a la prensa internacional, pues los presuntos delitos que se le atribuyen en cualquier país de la OCDE se corresponderían con multas de unos pocos miles de dólares, no con una prisión preventiva de casi dos meses, confinamiento en solitario, interrogatorios de un día, contacto limitado con sus abogados, representantes y familiares, negación de la comida y las mantas adecuadas, o incluso de materiales de escritura. Las últimas noticias apuntan a que Ghosn ha perdido más de 10 kg en la cárcel y ha caído enfermo, pues sufre de altas fiebres desde hace unos días.

La justicia japonesa debería haber liberado a Ghosn ayer al expirar su último periodo de prisión preventiva, pero Nissan ha vuelto a presentar nuevos cargos contra él. La empresa japonesa parece muy hostil contra su ex-director ejecutivo, pues parece querer extender su detención al máximo, al igual que los fiscales japoneses. Además, está pidiendo penas estrictas para él cuando sus supuestos delitos (no anunciar a los accionistas correctamente de sus compensaciones por jubilación y llegar a un acuerdo con Nissan para que de forma temporal se hiciera cargo de unos contratos de cambio de divisas, lo cual no ocasionó pérdidas económicas a la compañía) ni siquiera son graves.

Ghosn, ciudadano francés, estadounidense y brasileño de 64 años, lleva retenido desde el 19 de noviembre, y probablemente no tenga posibilidad de libertad con fianza, pues los fiscales japoneses creen que existe riesgo de fuga a pesar de ser un personaje público. El primer juicio contra él seguramente tenga lugar dentro de 6 meses. Renault ya ha dado a entender que nombrará a un sustituto de forma inminente, pues necesitan mantenerse fuertes frente a Nissan.

El sistema de justicia japonés está sufriendo enormes críticas por este caso, pues le da a los fiscales un poder extremo y cuando arrestan a alguien, las probabilidades de que sea condenado son del 99% debido a sus detenciones indefinidas y a las condiciones de las estancias en prisión. Dicho de otra forma, el sistema alienta a destruir física y psicológicamente a los sospechosos, algo que parece estar siendo aprovechado por Nissan para librarse de presencia extranjera en su cúpula.

No en vano, Nissan ha liberado temporalmente de sus funciones a dos ejecutivos extranjeros considerados leales a Ghosn, el español José Muñoz, vicepresidente mundial responsable de la sección Perfomance, y Arun Bajaj, que ocupa un cargo similar en los Recursos Humanos de la compañía. Aparentemente, José Muñoz estaba siendo considerado por Ghosn como uno de los principales candidatos para asumir el puesto de Hiroto Saikawa como presidente ejecutivo de Nissan.

El principal interés de Nissan parece ser el de evitar la fusión total con Renault, que ya posee el 43,4% de la compañía. Todavía no se sabe qué hará la compañía francesa, pero no debería descartarse que tome el control total de su socia japonesa en los próximos meses. Actualmente la Alianza es el mayor fabricante de coches eléctricos de la historia. ¿Peligran sus ambiciosos planes de electrificación con la situación actual?

Fuente | InsideEVs

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