Hace unos días conocíamos la noticia de que Tesla dejaría de fabricar las versiones de 75 kWh de su Model S y X. Un movimiento que atendía a la necesidad de separar la oferta del Model 3, y que muchos interpretaron una señal para la llegada de nuevas variantes de más capacidad.
Hoy Tesla ha confirmado la razón de este cambio. Este atiende a la estrategia de eliminar la capacidad de las baterías del nombre del coche. Se terminó lo de 70, 85, 90 o 100. A partir de ahora el fabricante norteamericano optará por un sistema de nombres como el puesto en marcha con el Model 3.
En ambos casos será la misma batería, la de 100 kWh, que contará con una versión de acceso limitada por software. Esta tendrá un precio que partirá desde los 85.000 dólares en Estados Unidos, y llega a los 500 kilómetros de autonomía bajo el ciclo EPA. Lo mejor es que el cliente que opte por este modelo podrá posteriormente solicitar a Tesla el incremento de la autonomía pagando la diferencia respecto a la nueva versión.
Esta es la variante «Extended Range» que por 8.000 dólares adicionales nos permite acceder a un Model S con 541 km EPA. Un 8% más que la versión de acceso y que eleva el precio hasta los 93.000 dólares. Un coste que supone una reducción de 1.000 dólares respecto a los precios vistos hasta esta semana.
Otra novedad es la separación del Pack Ludicrous, que ya no forma parte del equipamiento de serie en la versión Peformance. Para los que quieran ese plus de aceleración, un 20% más, Tesla ha puesto en marcha una opción que tiene un coste de 20.000 dólares. Algo que permite reducir el precio del Model S Performance a los 112.000 dólares.
La mala noticia es que con el cambio en la oferta y en el diseño del configurador, Tesla continúa aplicando los precios con los ahorros incluidos. Algo que puede llevar a más de uno a una confusión y que ya ha recibido muchas críticas en el pasado. A pesar de todo la primera cifra que el cliente verá será la calculada con los ahorros que tampoco indican en que tiempo o condiciones se pueden lograr.
Con estos cambios, Tesla cierra la puerta a nuevos incrementos en la capacidad de la batería del Model S y X, teniendo que esperar a la nueva generación que posiblemente llegue el próximo año al mercado.
Por otro lado Tesla logra mejorar la eficiencia de las líneas del S y X, reduciendo la oferta de baterías a una sola versión, que contará con dos opciones limitadas por software. Algo que les permitirá reducir el coste de producción y agilizará la producción.
Relacionadas | ¿Cómo será el Tesla Model S de segunda generación?