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¿Cuándo decidió Volkswagen apostar por el coche eléctrico? Octubre de 2015

Mientras que grupos como Renault-Nissan, o marcas como Tesla, lleva más de una década desarrollando sus programas de coches eléctricos, otros protagonistas como Volkswagen apenas se acaban de incorporar. Podemos pensar en que el e-Up o el e-Golf estaban a al venta ya hace cinco años, pero estos modelos no eran otra cosa que simples conversiones de sus variantes con motor de combustión.

Pero el pasado año hemos visto grandes cambios en la dirección de Volkswagen, que ha anunciado el proyecto de inversión más importante del mercado y que supondrá la movilización de hasta 80.000 millones de euros en apartados como el coche eléctrico, baterías, conducción autónoma y digitalización. Una inversión que se repartirá entre 2019 y 2025, y que tendrá como objetivo hacer que las ventas pasen de apenas 40.000 unidades en 2018, a entre 2 y 3 millones para 2025.

Algo que le permite situarse por encima de nombres como Daimler, con unos 37.000 millones de inversión, Renault, con 10.000 millones hasta 2022, o los 7.000 millones de General Motors. Cifras que sin duda palidecen ante la presunta inversión de Volkswagen.

Pero la pregunta es cuándo decidió el grupo alemán dar el mayor giro de sus 80 años de historia. La respuesta es una reunión que se realizó el mes de octubre del 2015 en Wolfsburgo, y a la que asistieron los 9 principales miembros del consejo de administración invitados por el director ejecutivo del grupo, Herbert Diess.

En esta reunión, se puso sobre la mesa el problema del estallido del escándalo de las emisiones, que ha terminado con un coste por encima de los 27.000 millones de euros, y sobre todo un golpe de imagen a la marca. Allí de habló de la electrificación y sobre el esfuerzo económico que habría que realizar para pasar de la cola a la cabeza del sector.

Herbert Diess junto al ID Crozz

Durante este encuentro se discutió sobre la importancia del futuro de los sistemas eléctricos y conectados. Los asistentes tenían claro que esa era la dirección a tomar después de un inicio tortuoso con apuestas modestas sin grandes resultados en cuanto a ventas. Apenas tres días después de esta reunión, Volkswagen anunció el inicio del desarrollo de su primera plataforma dedicada en exclusiva al coche eléctrico, la base MEB.

Después se confirmó el desarrollo del ID. Un modelo de tamaño similar al Golf que aspira a contar con un precio similar a este, reduciendo uno de los principales problemas a los que se enfrenta la tecnología. Especialmente en lo referido a las baterías. Una propuesta que comenzará su producción en noviembre de este año, con unas entregas programadas para principios de 2020.

Pero todo esto no habría sido posible sin los profundos cambios que se han realizado en el consejo de Volkswagen, que purgó a la vieja guardia que hasta entonces había frenado los proyectos de nuevas tecnologías. Unos consejeros que se vieron arrastrados por el escándalo de emisiones y la enorme repercusión político y social que este ha provocado en Alemania, y que finalmente ha servido para dar inicio al nuevo programa de coches eléctricos de Volkswagen.

Otra de las claves ha sido la llegada de Herbert Diess al mando del grupo. Procedente de BMW, donde ayudó a poner en funcionamiento su propia división de coches eléctricos, Diess contaba con la visión necesaria para lograr convencer a los accionistas de que la electrificación no sólo era el camino, sino que era el único camino de futuro.

Filtración: el Volkswagen I.D. Crozz tendrá 83 kWh y hasta 480 kilómetros de autonomía; 150.000 unidades producidas en China para 2021

Y las cifras lo avalan. No sólo por la tendencia al alza de las ventas, sino también por la entrada en vigor de normativas ambientales cada vez más exigentes que supondrán fuertes multas para los infractores. Unas multas que según los expertos, será imposible cumplir sin una fuerte presencia de sistemas eléctricos en las diferentes gamas.

No es para menos. La amenaza se cierne sobre aquellas marcas que más han remoloneado a la hora de mejorar la eficiencia de su coches. Por ejemplo en 2030 los coches nuevos tendrán que reducir sus emisiones un 37.5% respecto a las cifras de 2021. Un nuevo paso adelante después de la aprobación de las medidas para reducir las cifras un 40% entre 2007 y 2021.

Esto supondrá que cada gramo de más emitido, supondrá una multa para la marca de 95 euros por vehículo. Algo que se estima supondrá un coste de unos 1.400 millones de euros para Volkswagen en 2021. Pero no serán los de Stuttgart los únicos afectados, y de esa forma podemos ver que FIAT tendrá que afrontar multas por valor de 700 millones de euros, y Ford tendrá sufrirá penalizaciones por valor de 430 millones.

No se acaban ahí las preocupaciones para los que no hayan hecho sus deberes. Está la cuestión de China, primer mercado mundial del automóvil, que este 2019 ha puesto en marcha un nuevo sistema de cuotas de ventas. Aquí ya no entran en juego las emisiones de la gama, sino que cada marca tendrá que lograr un determinado porcentaje de ventas de coches híbridos y eléctricos si no quieren no sólo enfrentarse a multas, sino incluso al riesgo de pérdida de la licencia para operar en el gigante asiático.

Motivos de sobra para pensar que por fin los grandes fabricantes han soltado amarras y se encaminan hacía el mercado del coche eléctrico con sus resortes y lentos procedimientos, pero al menos ya están en la dirección correcta. Algo que sin duda tendrá un impacto enorme en la oferta y en la competencia en los próximos dos o tres años.

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