Corría el año 2004 cuando la joven empresa Tesla comenzó la construcción de su primer prototipo funcional. La compañía, motivada por la decisión de General Motors de achatarrar la inmensa mayoría de unidades de su vehículo eléctrico EV1, tenía el objetivo de convertirse en uno de los primeros fabricantes de coches eléctricos de la era moderna. Pocos podían imaginar en aquellos momentos la historia de éxito que aguardaba a la marca californiana en el futuro.
Este primer prototipo, conocido como Mule 1 (Mula 1), se basaba en el Lotus Elise S2. Los ingenieros de Tesla equiparon al ligero deportivo inglés con un motor eléctrico de corriente alterna y unas primigenias baterías de iones de litio. El objetivo final era lograr desarrollar un automóvil eléctrico de elevado rendimiento y amplia autonomía, siendo la primera pieza de un «Master Plan» que contemplaba el desarrollo de modelos cada vez más asequibles de forma consecutiva (Roadster, Model S, Model 3).
Pintado en un llamativo color amarillo, el Tesla Mule 1 tenía numerosas modificaciones respecto al Elise para poder encajar las voluminosas baterías en su interior. Este vehículo de desarrollo realizó su primer viaje por las carreteras de California en el año 2005, un año antes de la presentación del Roadster definitivo en un evento que tuvo lugar en el Hangar Baker del aeropuerto de Santa Mónica.
No está claro cuando Tesla dejó de emplear el Mule 1 como vehículo principal de desarrollo, pues la firma comenzó a construir su propio chasis para el Mule 2 en junio de 2005. Este prototipo, que recibió su mecánica eléctrica en septiembre de ese mismo año, era mucho más parecido al Roadster definitivo, e hizo su primer viaje por carretera abierta en enero de 2006.
Las pruebas finales de desarrollo del Roadster se realizaron con un total de diez prototipos, si bien a principios de 2007 se añadieron algunas unidades de validación para las pruebas por carretera y los crash-test. Las primeras entregas del vehículo de producción a los clientes tuvieron lugar en el cuarto trimestre de 2007. En algún momento de los siguientes años, Tesla vendió el Mule 1 por motivos desconocidos.
El nuevo dueño del prototipo tenía en mente convertirlo en un vehículo de carreras, pero dicha conversión nunca se llevó a cabo. Más adelante lo puso a la venta en una web de Lotus. Finalmente, el modelo acabó en manos de Rob Dietsch, que compró el automóvil a Dietschwerks, un especialista de Lotus con sede en San José.
Actualmente, el Mule 1 carece de motor y de su sistema de transmisión, pues Tesla lo desmontó antes de venderlo. A pesar de ello, tampoco es posible adaptar a esta unidad un motor térmico de Elise, pues las numerosas modificaciones efectuadas en su chasis hacen inviable la operación. Todo parece indicar que la extracción de la mecánica fue apresurada, pues los cables (que están completamente a la vista, lo que demuestra que es un prototipo de desarrollo) simplemente fueron cortados.
Por fuera, la mayor diferencia de este modelo respecto a un Elise es la desaparición del logo de Lotus en favor de una primigenia T verde sobre un fondo negro, germen de lo que sería la insignia de Tesla años después. Ahora, este pedacito de historia se encuentra a la venta en Estados Unidos por un precio no revelado. ¿Lo adquirirá la propia Tesla para reunirlo de nuevo con su motor (que todavía se conserva) y así preservarlo para la posterioridad?
Fuente | teslamule1.com
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