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El gobierno de Japón construye un vehículo con nanofibras de celulosa. ¿Regresan los coches de «madera»?

A día de hoy, la inmensa mayoría de automóviles cuentan con avanzados chasis acero, si bien hay algunos modelos de elevado precio que disfrutan de estructuras de aluminio o incluso de fibra de carbono. Sin embargo, hasta los años 30 del siglo XX casi todos los coches empleaban carrocerías separadas del chasis con estructuras de madera, algo que comenzó a cambiar con la llegada de los primeros vehículos con chasis monocasco de acero, como el Citroën Traction Avant.

Pero como suele decirse, el pasado siempre vuelve, y este podría ser el caso de los automóviles de «madera»: el Ministerio de Medio Ambiente de Japón, en colaboración con la Universidad de Kioto y 22 empresas, lleva diez años desarrollando un automóvil construido con nanofibras de celulosa procedentes de la madera y otros materiales de origen vegetal.

El primer prototipo ha sido bautizado como NCV (Nano Cellulose Vehicle). Las nanofibras de celulosa pesan un 80% menos que el acero; sin embargo, son cinco veces más fuertes. Gracias a ello, el NCV pesa la mitad que un automóvil al uso; además, su proceso de fabricación ve reducidas notablemente sus emisiones de dióxido de carbono asociadas. Otras ventajas del uso de este material son su gran eficiencia gracias al bajo peso del coche, así como su gran reciclabilidad.

El NCV también cuenta con materiales como el metal, el vidrio y el caucho, siendo algunas de las materias primas empleadas en su cuerpo procedentes del reciclado. De acuerdo con los rumores, el prototipo dispone de una pila de combustible de hidrógeno, algo que por otro lado no es de extrañar teniendo en cuenta la firme apuesta del gobierno nipón por esta tecnología.

El mayor problema de las estructuras de nanofibras de celulosa es la necesidad de utilizar árboles para fabricar automóviles; sin embargo, el gobierno de Japón aboga por sacar adelante esta solución mediante una explotación controlada de los árboles de la región similar a la que se lleva haciendo desde hace décadas en el país.

Por otro lado, tampoco hay que olvidar que esta tecnología tendrá que ver reducida su complejidad constructiva y sus costes de producción para que sea viable su fabricación en masa (actualmente se emplean materiales avanzados como la fibra de carbono en algunos vehículos; sin embargo, su complejidad y elevado coste por el momento han limitado su uso a coches minoritarios de precio elevado, con la honrosa excepción del BMW i3).

Fuente | Jalopnik

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