El pasado lunes daba comienzo de forma oficial la producción del Volkswagen ID.3. Un acto al que han asistido las máximas autoridades y que incluso ha sido retransmitido en directo. Señales de la enorme importancia del mismo para la industria automovilística alemana. Pero al mismo tiempo que re realizaba este acto, muchos se preguntaron por qué las entregas del mismo necesitarían casi 8 meses para dar comienzo. Algo que eleva su tono cuando se ha conocido que el fabricante germano necesita vender 150.000 coches eléctrico en 2020 para evitar las multas de la UE.
La respuesta es bastante preocupante, y es que la fábrica de Zwickau todavía no ha sido transformada en su totalidad para producir coches eléctricos. Hasta el mes de junio la instalación dividirá sus líneas entre los modelos con motor de combustión y el ID.3. No será precisamente hasta junio cuando se de por terminada la fabricación de coches diésel y gasolina, para ocupar todo el espacio con sistemas eléctricos.
Esto traducido quiere decir que en una primera fase Volkswagen tendrá una capacidad de producción muy limitada, con una estimación de que se situarán en torno a las 30 unidades diarias. Una cifra que crecerá hasta las 800 diarias que se espera logren a lo largo de la próxima primavera, y que supondrá alcanzar un 50% de su capacidad máxima que no se logrará hasta 2021.
Esto permitirá a Volkswagen comenzar a preparar las entregas a nivel europeo con mayores garantías, que todo hace indicar tendrán lugar en el mes de junio.
Lo más curioso es que como vemos, Volkswagen ya está produciendo coches. Pocos, pero al menos ya hay unidades en sus almacenes. La pregunta de muchos es si esas unidades estarán ahí almacenadas hasta el verano. Y la respuesta es que no. Según los rumores, VW usará la misma estrategia que en su momento realizó Tesla con los primeros Model 3. Unas 10.000 unidades que fueron a parar a manos de empleados de la propia Tesla y Space X, que sirvieron para solucionar problemas en las líneas de fabricación y en los acabados. Unos conejillos de indias que permiten que el producto final que llegue a cliente tenga una mayor calidad.
El peligro de las multas de emisiones
El principal problema para Volkswagen es que la tardía puesta en marcha de la planta de Zwickau pone en riesgo el objetivo de reducción de emisiones. Unas normativas que obligará al fabricante germano a alcanzar unas ventas de unas 150.000 unidades de coches eléctricos a batería en 2020. Una cifra que como vemos está lejos de lograrse.
Así lo ha indicado el responsable de movilidad eléctrica de Volkswagen, Thomas Ulbrich, que durante el acto de puesta en marcha de la línea de producción del ID.3 ha estimado que la producción del ID.3 se situará en las 100.000 unidades en 2020. Algo que deja un importante margen que tendrá que ser cubierto con otras propuestas.
La carta que puede jugar VW es la del e-Up. La nueva versión del urbano puede ser una solución de urgencia para evitar las fuertes multas que se están cocinando en Bruselas. Un modelo que se ha renovado añadiendo una batería de 36.8 kWh (brutos) que le proporcionan una autonomía de 260 km bajo el ciclo WLTP.
Para lograrlo, Volkswagen tendría que apostar fuerte por este pequeño urbano que puede hacer más atractivo rebajando un precio que en España arranca en los 22.570 euros, y que sin duda con un aporte del fabricante podría situarse por debajo de la barrera psicológica de los 20 mil euros antes de ayudas. Posiblemente el e-Up no logre cubrir esas 50.000 unidades que se estima tendrá de déficit Volkswagen, pero si puede ayudar a reducir la cifra y con ello rebajar las que parecen casi inevitables multas por emisiones.
Algo en lo que también podría ayudar el estirar un poco más la vida útil del Volkswagen e-Golf, que en los últimos meses está logrando unas cifras de ventas muy llamativas empujadas por las campañas de descuentos de la marca.
