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La NHTSA investiga un fallo de diseño en las baterías del Tesla Model S que podría provocar incendios

Tesla está siendo investigada por la NHTSA (la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos) debido a un fallo de diseño en las baterías montadas en el Model S entre 2012 y 2016, el cual podría llegar a inutilizar el pack o incluso a provocar un incendio. Además, una serie de correos electrónicos filtrados han revelado que Tesla conocía este error desde 2012.

El problema afectaba al sistema de refrigeración, que podía sufrir fugas a consecuencia de un mal diseño. Esto a su vez podía provocar un cortocircuito, así como dejar residuos inflamables dentro de la batería. El fallo radicaba en el material empleado en una bobina de enfriamiento, la cual podía llegar a presentar pequeños agujeros en las zonas de unión por estar construida en aluminio de baja resistencia.

Este error fue comprobado en dos ocasiones por terceros. Primero se enviaron unas pocas bobinas al laboratorio IRM Test Labs de Nueva York en julio de 2012, donde se concluyó que la pieza no cumplía con los requisitos químicos para una aleación de aluminio de resistencia regulada. A pesar de que esto se puso en conocimiento de Tesla, se siguió fabricando el Model S sin cambios.

Jason Schug, vicepresidente de Ricardo Strategic Consulting, llegó a la conclusión tras desmontar varios Model S y Model X que si el refrigerante se filtraba a un módulo de la batería el pack podía quedar completamente inutilizado. «Cuando desmontamos el Tesla Model X, un técnico derramó accidentalmente refrigerante en la  batería y permaneció ahí durante mucho tiempo.

No hubo peligro inmediato, pero cuando retiramos los módulos de la batería bastante tiempo después, encontramos mucha corrosión en las celdas, siendo lo suficientemente grave como para que algunas de las celdas tuvieran fugas de electrolito. Si esto sucediera y pasara desapercibido, podría resultar en la inutilización de la batería».

En agosto de 2012 Tesla volvió a enviar la pieza a la consultora Exponent, pues la compañía estaba preocupada debido a que los elementos finales de las bobinas de enfriamiento continuaban siendo una fuente de fugas. La conclusión del ingeniero de Exponent fue clara: después de una serie de pruebas en los materiales de la bobina, encontró pequeños agujeros que podían causar fugas.

Tesla continuó encontrando bobinas con fugas en la cadena de producción hasta finales de 2012, siendo considerado internamente como «un problema crítico de calidad». En ocasiones los trabajadores de la línea de montaje tenían que emplear martillos para mantener juntas las zonas de unión de la pieza. La gerencia conocía este problema, pero no está claro cuando se cambió el diseño de las bobinas, pues en 2014 seguían notificándose fugas durante el proceso de producción. La NHTSA cree que podrían estar afectadas unas 63.000 unidades del Model S.

Fuente | Business Insider

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