En los Estados Unidos no se suele perder el tiempo. Los cambios de gobierno siempre vienen acompañados de una batería de medidas y leyes que rompan la línea de la anterior administración. La entrada de Joe Biden a la Casa Blanca no iba a ser menos. El demócrata ya ha esbozado las líneas maestras de su ambicioso plan de 2 billones de dólares para reformar las infraestructuras del país, con la expansión del coche eléctrico como prioritaria.
A diferencia de su antecesor en el cargo, Donald Trump, Joe Biden se ha mostrado siempre muy comprometido con el cambio climático. Por eso, plantea la necesidad de promover políticas centradas en la descarbonización de la industria y la sustitución de combustibles fósiles por energía limpia.
De esta forma, una parte de esos 2 billones de dólares, en concreto 174 mil millones, el 8,7%, irán destinados a inversiones e incentivos fiscales para la fabricación y compra de coches eléctricos, respectivamente. También para la creación de más de 500.000 puntos de recarga por todo el país, según desvela la revista Forbes.
El «maremoto verde» de Biden
Forbes se basa en un informe del analista de acciones Dan Ives para asegurar que este plan de Joe Biden para el coche eléctrico supondrá un auténtico «maremoto verde». Además de las bonificaciones fiscales para la fabricación de eléctricos, cuyos principales beneficiarios serían Tesla y General Motors, también habrá reembolsos para los consumidores que compren coches eléctricos.
No obstante, estas medidas tampoco son inéditas. Ya en 2007, con la administración Bush, se comenzó a financiar la compra de vehículos eléctricos con 7.500 dólares por coche. Es el famoso ‘subsidio del coche eléctrico’. Lo mantuvo Barack Obama y también su sucesor Donald Trump, a pesar de sus reiteradas amenazas con retirarlo para penalizar a los fabricantes (como General Motors) que cerraran fabricas en Estados Unidos y al mismo tiempo las mantuvieran abiertas en China.
Inversión para superar el 4% de cuota de China
En este sentido, superar a China en el mercado de automóviles, sobre todo de eléctricos, sigue siendo una de las grandes aspiraciones de Estados Unidos, gobierne quien gobierne. Biden afirmó hace unos días en la Casa Blanca que este liderazgo de China en el coche eléctrico «debe cambiar».
Para ello, asegura el nuevo presidente, «los 174 mil millones servirán para ganar el mercado de los coches eléctricos, permitiendo a los fabricantes mejorar las cadenas de suministro a nivel nacional y apoyar a los trabajadores estadounidense dedicados a fabricar baterías».
Realmente, son unos objetivos muy ambiciosos a corto y medio plazo para un país al que la crisis del Covid le ha afectado mucho más que a China, y de la que está prevista una salida más tardía. Además, la cuota de mercado de los vehículos eléctricos sigue siendo la mitad que la del país asiático, un 2,1%, frente al 4% que ya maneja China (datos de ev-volumes.com). Eso sin contar el precio más barato de la energía de este último, un aspecto que siempre resaltaba Trump para justificar la subida de aranceles a la importación de coches chinos.
Fuente | Forbes México
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