Unas de las claves para la expansión de tecnologías como el coche eléctrico, pero también los sistemas de almacenamiento de la red eléctrica, es la bajada de precios y la constante evolución de las baterías. Algo que está acelerando su evolución y que los gráficos nos muestran lo mucho que han descendido los costes en las últimas décadas.
Según los datos recopilados por el economista Max Roser en un profundo artículo, las baterías de litio han experimentado una reducción de precio impresionante. Desde 1991, los precios han caído alrededor del 98%, y lo que es más interesante, cada vez que evolucionan y duplican capacidad los precios caen de media un 19%. Una dinámica que no solo no se ha frenado en los últimos años sino que se está todavía acelerando.
Una batería con una capacidad de un kWh que costaba 7.500 dólares en 1991, costaba solo 181 dólares en 2018. Eso es 41 veces menos. Pero lo más importante como hemos dicho es que los datos muestran que se está acelerando su bajada de costes y por ejemplo entre 2014 y 2018 los costes de han reducido a la mitad.
En el gráfico inferior vemos la evolución en un eje logarítmico desde 1991 a 2018 en dólares, y que nos arroja resultados tan llamativos como que un modelo con una batería de 40 kWh en 1991 solo la batería habría tenido un coste de unos 300.000 dólares, mientras que con los precios de 2018 sería de «solo» 7.300 dólares.
Más llamativas serían las cifras de un Tesla Model S, que en su versión de acceso de 75 kWh habría visto hace tres décadas como solo la batería habría tenido un coste de 564.000 dólares. Y luego el resto de componentes.
Un aspecto que tiene mucho que ver con la capacidad de producción, la curva de aprendizaje y la economía de escala. Algo que podemos ver de una forma gráfica en la capacidad mundial de producción de baterías de litio en 1991, que apenas llegaba a los 130 kWh al año a nivel global. Algo que hoy en día supone apenas dos coches eléctricos medios.
Los datos indican que los precios de las baterías han ido cayendo un promedio del 18,9% cada vez que se duplicó la capacidad de producción instalada. Da la casualidad de que esto es similar a la tasa de aprendizaje de las placas solares, que con cada duplicación de la capacidad solar instalada, el precio de los módulos solares se redujo en una media del 20,2%.
Las mejoras que hemos visto en las tecnologías de baterías no se limitan a reducir los costos. La densidad energética de las celdas de litio también ha ido en aumento. La densidad de energía mide la cantidad de energía eléctrica que puede almacenar en un litro (o unidad) de batería. En 1991, solo se podían obtener 200 Wh/L (vatios-hora de capacidad por litro de batería). Hoy en día ya se pueden superar los 700 Wh/L. Eso es un aumento de 3.4 veces.
Algo que se traduce en que además de reducir su precio, las baterías han ido paulatinamente mejorando su densidad energética. Algo que permite instalar baterías de cada vez mayor capacidad en los vehículos, lo que se traduce en más autonomía y mayor capacidad de electrificación del transporte, al mismo tiempo que los costes se reducen, algo que amplían el arco de clientes más allá de los entusiastas de las primeras olas.
Una evolución que para algunos expertos supondrá que en tres o cuatro años el coste de producir un coche eléctrico será incluso más barato que un modelo convencional, lo que sin duda tendrá un impacto incluso antes en las futuras inversiones en sistemas diésel y gasolina que muy posiblemente sufrirán un abandono prematuro por parte de las marcas, al menos en su evolución.
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Fuente | Ourworldindata