Aunque durante un tiempo se utilizaron principalmente en autobuses eléctricos debido a su baja densidad energética, en los últimos años las constantes mejoras en su química y la firme apuesta por parte de fabricantes chinos como BYD o CATL ha permitido a las asequibles baterías LFP (litio-ferrofosfato) ir ganando peso en el sector del coche eléctrico.
Cada vez son más las marcas que deciden equipar sus automóviles con celdas de este tipo. Entre sus principales ventajas podemos destacar un precio inferior al de las baterías NCM (níquel, cobalto, manganeso) y NCA (níquel, cobalto, aluminio), su longevidad (su vida útil suele superar el millón de kilómetros) y sus mejores índices de seguridad.
Además de una densidad energética inferior, entre sus puntos débiles habría que señalar un peor rendimiento cuando operan a bajas temperaturas. A pesar de ello, son muchas las marcas que coinciden en que esta química es indispensable de cara a lograr comercializar coches eléctricos realmente asequibles.
Así, las versiones de acceso de los Tesla Model 3 y Model Y ya equipan estas baterías, mientras que el Grupo Volkswagen también planea utilizarlas en su gama eléctrica de acceso (MEB Entry Family). Sin embargo, hubo una firma que recientemente tomó la decisión de no utilizar este tipo de celdas en sus coches eléctricos más económicos: Renault.
El Dacia Spring de segunda generación llegará en 2024
Aunque la compañía gala inicialmente estudió la posibilidad de utilizar baterías LFP en el próximo R5, un utilitario cuyo lanzamiento está previsto para 2024, finalmente los responsables del proyecto optaron por la química NCM. Las baterías del R5 serán fabricadas por Envision AESC en una gigafábrica situada al norte de Francia.
Sin embargo, esto no significa que los del rombo hayan renunciado al uso de celdas LFP en sus futuros modelos. No debemos perder de vista que Dacia, la marca low-cost del grupo, necesitará desarrollar coches eléctricos todavía más asequibles que los de su matriz, por lo que no sería de extrañar que Renault hubiera decidido reservar las económicas baterías LFP para la firma rumana.
Dacia se ha convertido en uno de los pilares más importantes del Grupo Renault en el mercado europeo, y su primer coche eléctrico, el Spring, está cosechando un enorme éxito gracias a su bajo precio de partida. Si tenemos en cuenta que la próxima generación del urbanita (prevista para 2024) tendrá que reducir todavía más su precio para no solaparse con el más sofisticado R5, parece evidente que el uso de un pack con celdas LFP sería la solución más sencilla de cara a reducir costes y marcar distancias con los modelos de Renault, que utilizarán baterías más avanzadas.