La aprobación de la normativa Euro 7 ha vuelto a posponerse. Tras un primer aplazamiento al 20 de julio de 2022, la Comisión Europea ha retrasado otra vez su adopción a otoño de 2022 (como pronto), por lo que su entrada en vigor quizás no tenga lugar a finales de 2025. El contenido de la nueva norma que regulará los estándares de emisiones de la Unión Europea todavía se desconoce, algo que inquieta a los fabricantes.
A pesar del objetivo de las autoridades europeas de prohibir las ventas de automóviles nuevos con motor de combustión interna a partir del año 2035, lo cierto es que la condena de los coches térmicos en el viejo continente probablemente la selle la Euro 7, pues debido a que establecerá unos límites mucho más bajos que la actual Euro 6d, seguramente provoque que los modelos sin electrificar sean inviables.
Los fabricantes necesitan conocer el contenido de la norma para poder orientar sus inversiones, si bien muchos ya han dejado de destinar fondos al desarrollo de motores diésel debido a que, con la caída en ventas experimentada por este tipo de motorizaciones y los nuevos límites de emisiones, su uso en turismos pronto dejará de ser rentable.
Aunque muchos dan por hecho que la Euro 7 supondrá el final del diésel, lo más seguro es que los motores de gasolina sin electrificar tampoco se salven de la quema; de hecho, el arranque en frío de este tipo de propulsores requerirá del desarrollo de un sistema de calefacción para reducir las emisiones contaminantes.
La ACEA critica los retrasos de la Comisión Europea
La ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles) confiaba en poder firmar un acuerdo rápidamente este año, pues habría «dado a la industria la claridad y el tiempo necesarios para planificar e implementar los cambios técnicos por venir». Por este motivo, en su momento se comprometió a aceptar un cronograma ambicioso que contemplaba la entrada en vigor de la Euro 7 el 31 de diciembre de 2025 para los modelos de nueva homologación y un año más tarde para el resto.
La ACEA también acordó reducir las emisiones de NOx (óxidos de nitrógeno) en un 50% para los motores diésel y un 40% para los de gasolina. Sin embargo, tras este nuevo aplazamiento, el discurso del poderoso lobby automovilístico ha cambiado, pues el contenido final de la normativa tiene a los fabricantes en vilo.
Así, los responsables de la ACEA advierten de que si bien sus propuestas se mantienen, «el ambicioso calendario propuesto en junio de 2021 lamentablemente ya no es sostenible debido a estos retrasos». La organización ha pedido a la Comisión Europea que tenga en cuenta las inversiones que está realizando la industria para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, así como que las emisiones de partículas de frenos y neumáticos se recojan en una norma separada y no en la Euro 7.
Fuente | L’Argus