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¿Será la carga inalámbrica por infrarrojos el futuro del coche eléctrico?

La recarga inalámbrica es una realidad tecnológica desde hace años. Aunque por diversos factores no ha terminado de arrancar. Pero grandes grupos como Siemens o Stellantis lo están probando para poder ofrecer sistemas que recarguen las baterías en movimiento. Pero un grupo de investigadores están desarrollando una tecnología por infrarrojos que promete elevar a la máxima expresión esta posibilidad.

Se trata de un sistema inalámbrico de transferencia de energía óptica (WOPT) que utiliza un amplificador de fibra aditivada con erbio como fuente de energía óptica para lograr enviar energía a largo distancia, con una elevada potencia y libre de peligros.

El transmisor genera una banda ancha de emisión espontánea amplificada alrededor de una onda central de 1550 nm. Mediante un filtro de multiplexación por división de longitud de onda (WDM) (λ=1552,25 nm) se logra obtener un haz de banda estrecha seguro que alcanza los receptores. Un prototipo presentado en un trabajo publicado en la revista Oa.mg.

En las pruebas realizadas en laboratorio el sistema ha mostrado resultados donde un sistema WOPT monocanal proporciona una potencia óptica de 400 mW con un ancho de línea de canal de 1.027 nm en una distancia de 30 metros, donde se logra una potencia eléctrica de 85 mW utilizando una fotovoltaica de antimoniuro de galio.

«La capacidad de alimentar dispositivos de forma inalámbrica podría eliminar la necesidad de llevar cables de alimentación para nuestros teléfonos o tabletas. También podría alimentar varios sensores, como los de los dispositivos del Internet de las Cosas (IoT) y los sensores utilizados para supervisar los procesos en las plantas de fabricación», ha declarado Jinyong Ha, de la Universidad de Sejong, Corea del Sur.

De momento esta tecnología se centrará en ofrecer energía a pequeños dispositivos, como sensores que no necesitarán estar conectados. También se habla de aplicaciones de carga de dispositivos electrónicos nada más estar dentro del rango de acción de los emisores.

Pero es cuestión de evolución y continuar ampliando la potencia disponible para lograr algún día llegar a alimentar la batería de un vehículo eléctrico. Los investigadores siguen trabajando en la optimización de su método, denominado carga láser distribuida, que además proporciona una iluminación segura de alta potencia con mayor eficiencia. Una de las claves que frenan a la actual recarga inalámbrica que sufre mayores pérdidas frente a la opción del cable.

El potencial es enorme ya que otro de los retos a los que se enfrentan los sistemas actuales con bobinas, es que estas deben estar instaladas bajo la carretera para crear el campo magnético que permita inyectar electricidad en las baterías. Algo que supone tener que levantar la carretera para instalar los emisores. Una alternativa muy costosa.

Frente a esta, la carga por láser permitirá instalar los emisores en la parte exterior de la carretera, lo que reduce el coste y complejidad de la obra, y permite ofrecer recarga a los vehículos en marcha. Incluso podemos pensar en estaciones de carga fija donde los coches podrán estacionar en cualquier parte, incluso compartiendo espacio con vehículos con motor de combustión, y poder recibir una carga durante su parada.

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