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Europa se enfrenta a un futuro catastrófico si no aumenta su capacidad de producción de baterías

El Tribunal de Cuentas Europeo ha publicado un informe en el que advierte de que la capacidad de producción de baterías del viejo continente podría ser insuficiente para implementar los objetivos de descarbonización de la UE, que contemplan la prohibición de vender automóviles nuevos con motor de combustión interna a partir de 2035.

En su informe, el TCE considera que los medios desplegados por la Unión Europea para promover la fabricación autóctona de baterías no están teniendo el alcance que debieran. Según el Tribunal, en 2021 China ya disfrutaba de una ventaja más que notable respecto al resto del mundo, acaparando el 76% de la capacidad de producción mundial de celdas, muy por delante de Europa (7%), Estados Unidos (7%) y Corea del Sur (5%).

Se espera que la capacidad europea aumente de 44 GWh en 2020 a 1.200 GWh en 2030, aunque las tensiones geopolíticas y económicas podrían poner en peligro esta meta. «Las baterías no deben convertirse en el nuevo gas natural de Europa. Debe evitarse que se encuentre en la misma situación de dependencia: su soberanía económica está en juego», señala Annemie Turtelboom, miembro ponente del Tribunal.

«Al planear prohibir los automóviles nuevos de gasolina o diésel para 2035, la UE está apostando fuerte por las baterías. Pero no tiene todas las cartas en la mano: el acceso a las materias primas, la atracción de inversores y los costes a asumir podrían hacerle perder la apuesta». Europa actualmente tiene una fuerte dependencia de las materias primas de origen extranjero, pues importa el 87% del litio en bruto de Australia, el 80% del manganeso de Sudáfrica y Gabón, el 68% del cobalto del Congo y el 40% del grafito natural de China.

Producción de baterías en la planta de BMW en Leipzig

La industria europea, ¿al borde del desastre?

El TCE hace hincapié en que los inversores podrían abandonar Europa en favor de otras regiones más competitivas, véase Estados Unidos, cuya Ley de Reducción de la Inflación (IRA) está atrayendo a fabricantes de coches eléctricos y baterías por igual. El Tribunal no oculta su preocupación, señalando dos posibles escenarios desastrosos para la industria europea si su capacidad productiva no cambia significativamente.

El primero sería posponer la norma para prohibir los coches térmicos más allá de 2035, lo que supondría incumplir la hoja de ruta climática de la UE. El segundo sería el desembarco masivo de baterías y coches eléctricos de origen extranjero (previsiblemente chinos) en detrimento de los productos de origen local, lo que afectaría negativamente al empleo, a la soberanía económica y a la competitividad tecnológica de la región

Fuente | L’Argus

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