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La batería del millón de kilómetros necesita una actualización. Ahora son 6 millones de kilómetros

En 2019 conocíamos por primera vez los trabajos de la Universidad de Dalhousie, que en colaboración con Jeff Dahn, que trabaja para Tesla, estaban desarrollando una batería con la capacidad para lograr una vida útil de más de 1.6 millones de kilómetros. Ahora, el equipo ha actualizado los datos elevando incluso más la vida útil de sus nuevas celdas.

Esta batería se caracterizan por el uso de un cátodo NMC de «cristal único» y un electrolito acuoso con dos aditivos. De acuerdo con la patente solicitada por Tesla, estas nuevas celdas serán menos complejas y tendrán un coste menor, mejorando además tanto el rendimiento como la vida útil de las baterías actuales.

En una reciente entrevista con el portal Electric Autonomy, los responsables del proyecto detallaron los diversos desarrollos que se han producido al trabajar con Tesla durante los últimos años, y uno de los aspectos ha sido los diversos desarrollos de baterías que el equipo de Dalhousie ha diseñado para Tesla.

Entre las opciones que se han barajado han estado tanto las químicas LFP (litio-ferrofosfato) y NMC (níquel manganeso cobalto) y de ellas, el equipo piensa que las segundas son con diferencia las más interesantes.

Esto se debe a que, hasta ahora, estas baterías de níquel eran capaces de soportar unos pocos miles de ciclos antes de comenzar a perder capacidad. Pero los nuevo diseños han cambiado esto, disparando las cifras hasta los 19.500 ciclos, y subiendo.

Si a cada ciclo le otorgamos unos 300 kilómetros, esto quiere decir que estaríamos hablando de una batería capaz de soportar unos 6 millones de kilómetros en un coche eléctrico. Algo que supone cuadriplicar las cifras en los últimos tres o cuatro años.

El propio Jeff Dahn dijo en una entrevista con el Nickel Institute a principios de este año, que el equipo había desarrollado y demostrado en laboratorio baterías que eran capaces de alcanzar estas cantidades masivas.

Por supuesto, como es habitual en este tipo de diseños, es posible que tengamos por delante algunos años para que estas baterías lleguen al mercado. Algo que se suma a la presencia de componentes como el cobalto, que cuenta con un fuerte componente simbólico por su procedencia de zonas conflictivas o donde no se respetan los derechos humanos.

Debido a esto, y a su menor coste, los fabricantes de coches eléctricos están optando por baterías LFP en sus modelos de acceso, aunque la evolución de este tipo de química está ampliando su rango de uso a modelos cada vez más grandes y capaces.

Un aspecto que además tiene también su impacto en aspectos como le huella de emisiones, que se reduce, y en las sinergias con otro tipo de tecnologías, como el respaldo de las redes eléctricas, energías renovables o baterías para el hogar, que podrán funcionar durante décadas.

Fuente | Electricautonomy

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