No ganan para disgusto los grandes fabricantes estadounidenses, y además de la histórica huelga que están llevando adelante los sindicatos, ahora se suman los problemas de acuerdos como los firmados por Ford con la china CATL para levantar una gran fábrica de baterías en Michigan.
Según informa Reuters, diferentes congresistas republicanos, han enviado una carta al presidente de Ford con una fecha límite para el envío de la documentación requerida sobre su asociación CATL, y sobre el plan del fabricante americano para construir una fábrica de baterías que movilizará 3.500 millones de dólares.
Las preocupaciones es que esta fábrica, que utilizará tecnología china, permita a CATL pueda facilitar el flujo de subsidios fiscales estadounidenses a China, y además dejar a Ford dependiente de la tecnología del gigante asiático.
El lunes, Ford confirmó la congelación de los trabajos de construcción en la planta de baterías de Michigan, citando preocupaciones sobre su capacidad para operarla de manera competitiva mientras continúa en negociaciones con los sindicatos sobre los salarios y condiciones de los trabajadores de sus actuales fábricas de coches.
Los legisladores requieren documentos que incluyan el acuerdo de licencia entre Ford y CATL, las comunicaciones entre Ford y la Administración Biden, que hacen referencia al acuerdo de licencia y los créditos fiscales a los que podrán acceder, así como los registros que indicarían el conocimiento de Ford sobre el «aparente intento de CATL de proteger su conexión con empresas con sede en la polémica región de Xinjiang«.
Una región bajo el punto de vista de la ONU, por las presuntas violaciones sistemáticas de los derechos humanos contra la minoría uigur.
Desde Ford se ha dicho que la compañía había respondido múltiples cartas del Congreso y «respondió minuciosamente a las preguntas y compartió información detallada sobre el trabajo de Ford para fortalecer la fabricación nacional de baterías», pero no dijo si la compañía cumpliría con la solicitud del documento.
Una cuestión que pone en tela de juicio si los coches eléctricos que fabricará Ford en Estados Unidos podrán acceder a los 7.500 dólares de ayudas públicas.
Unas ayudas supeditadas a que los vehículos no utilicen algún componente de la batería fabricado o ensamblado por una entidad extranjera, y que de no lograr captar, supondría una catástrofe para la marca que vería como sus modelos perderían todavía más competitividad frente a sus rivales.
Otra consecuencia de este imprevisto podría ser la espantada de CATL, que buscaría otro emplazamiento para su instalación, planteándose incluso llevarla a México. Un mercado que disfruta del acuerdo de libre comercio que permitiría también acceder a las ayudas a los vehículos fabricados con estas baterías.
