Aunque las palabras se las puede llevar el viento, las señales indican que algo ha cambiado dentro de Toyota. El gigante japonés, a pesar de no abandonar su persecución por popularizar el coche a hidrógeno, ahora también apostará por el coche eléctrico a batería. Y así lo demuestran los objetivos que acaba de publicar de producción.
Según indica el diario nipón Nikkei, Toyota planea aumentar la capacidad de producción anual de coches eléctricos, que pasará de las apenas 190.000 unidades al año que esperan lograr en 2024, a las 600.000 unidades en 2025.
Para lograrlo, Toyota apostará por una combinación de nuevas técnicas de fabricación, como líneas de montaje automáticas y máquinas de fundición a presión de gran tonelaje, con ideas de la vieja escuela, como procesos de pulido manual y métodos de producción ajustados. Todo con la esperanza de compensar sus propias deficiencias en el apartado del coche eléctrico.
También apostará por el desarrollo propio de baterías, que como hemos visto estas últimas semanas, les permitirá contar con celdas competitivas capaces de ofrecer amplias autonomías a sus coches ya a corto plazo.
Baterías capaces de ofrecer a sus modelos autonomías de 800 kilómetros en 2026, y que posteriormente aumentarán hasta los 1.000 km. También trabajan en ser de los primeros en producir en masa baterías de electrolito sólido, que supondrá otro paso adelante en aspectos como la reducción de pesos, la mayor seguridad, y también la autonomía, que llegará a los 1.200 kilómetros con cada carga.
El reto es contar con una capacidad de producción que se elevará hasta las 1,5 millones de unidades en 2026, para seguir escalando hasta las 3.5 millones de unidades en 2030.
Por supuesto, los planes a medio y largo plazo tienen el riesgo de que estos pueden chocar con la evolución del mercado, en una situación que cuenta con la variable de la imparable expansión de Tesla, y también el fuerte crecimiento de los grupos chinos.
Añadir que de cumplirse los objetivos de Toyota, en 2030 los coches eléctricos ocuparán «apenas» el 30% de sus ventas, teniendo en cuenta las cifras totales de 2022. Un objetivo que choca, por ejemplo, con su máximo rival, Volkswagen, que se ha marcado como reto contar con una cuota de ventas globales de un 80% de coches eléctricos en 2030, 100% en 2033.
