Alemania instaló casi 32.000 puntos de recarga en el tercer trimestre. ¿Y España? Solo 2.420

Las cifras hablan por sí solas: en Alemania, con menos del doble de población que en España pero con mucha menos superficie, ha instalado 13 veces más puntos de recarga que en España entre los meses de julio y septiembre de 2023, según los datos de ANFAC.

Precisamente el país germano ha sido puesto como ejemplo para la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E) y Ecodes en su último estudio conjunto, en el que se analiza el progreso de nuestro país en la creación de la infraestructura de recarga para coches eléctricos y las (urgentes) necesidades para incrementar el ritmo de instalación de los puntos de recarga.

Y aun así, según T&E nuestro país va «camino de cumplir los objetivos de la Unión Europea en cuanto a cargadores de coches eléctricos. Eso sí, con una estrategia demasiado descompensada que deja a la llamada ‘España vaciada’ con unas cifras paupérrimas.

Por ejemplo, Madrid y Barcelona, que suponen el 3% del territorio nacional, cuentan con el 28% de la infraestructura de recarga, mientras que la mencionada España vaciada –aquellas provincias menos pobladas y que representan casi la mitad de nuestro país– apenas cuentan con el 15% de los cargadores. Resumiendo: la gran mayoría de puntos de recarga están en las proximidades de las ciudades más grandes.

Según T&E, España necesita un «enfoque diferente y único a nivel europeo», algo que viene además marcado por las características de un país como el nuestro: «España es diferente del resto de países europeos, por su topografía y su densidad de población y como tal necesita soluciones propias. Es necesario un plan que se ajuste a la realidad española», asegura Óscar Pulido, responsable del programa de electrificación de flotas de la organización.

La estrategia que debe llevar a cabo España los próximos años

El Reglamento sobre Infraestructuras para Combustibles Alternativos (AFIR) marca la legislación de la Unión Europea en este sentido y atribuye a cada país miembro dos objetivos principales: uno, basado en la cantidad de coches eléctricos necesarios; y otro, en la instalación de puntos de recarga cada 60 kilómetros en la red de principales carreteras. Estos objetivos afectan a todo el país en su conjunto, por lo que en España se necesita un enfoque diferente descentralizado, marcando objetivos provinciales.

«Disponer de puntos de recarga en zonas de baja densidad de población y en especial en todas las principales carreteras del país es clave para facilitar los viajes fuera de las grandes ciudades, así como dar la posibilidad a empresas y profesionales a operar en esas zonas con vehículos eléctricos», asegura Óscar Pulido, que pide al Gobierno español realizar un plan nacional de infraestructura de recarga similar al de países como Alemania o Países Bajos, donde la apuesta es total, ya que España estará obligada a mandar a la Comisión Europea su marco normativo antes de que finalice el 2024.

En la actualidad, España cuenta con más de 25.000 puntos de recarga en funcionamiento. «El objetivo de despliegue es ambicioso, pero factible». No obstante, recordemos que para el 2027, España deberá duplicar estas cifras y, para el 2030, multiplicarlas por 10. Desde Ecodes, además, advierten de la forma de aplicar esta estrategia.

«Dejar el despliegue plenamente en manos del mercado libre con las mismas reglas de hoy en día, supone que la inmensa mayoría de los puntos de recarga se instalarán únicamente en lugares donde puedan generar un beneficio económico desde el primer momento. El Gobierno nacional y los Gobiernos regionales, deben garantizar la cohesión social y vertebración territorial en la implementación de esta infraestructura a través de un mallado similar al de los surtidores actuales para vehículos de combustión fósil», remata Cristian Quilez, responsable de transporte y movilidad de Ecodes.

Fuente | T&E