California ha sido desde hace década uno de los principales mercados del coche eléctrico. Si fuese un país, sería el cuarto mayor mercado del mundo en cuanto a ventas, solo por detrás de China, Estados Unidos y Alemania. Algo a lo que ha ayudado una fuerte expansión de su red de carga que acaba de alcanzar un nuevo hito.
Y es que, según las autoridades californianas, la red de carga pública del estado ha logrado alcanzar una tasa de una estación de carga cada cinco gasolineras.
Uno de los principales impulsos de este despliegue ha estado en el mandato publicado en 2020, donde California se alineaba con otros mercados, como Europa, Reino Unido o China, de prohibir las ventas de coches con motor de combustión en 2035. Algo con un fuerte componente simbólico en un mercado como el estadounidense muy apegado al motor de combustión, y con unas tasas de ventas muy por debajo de China y Europa.
Pero este movimiento simbólico llegó acompañado de un programa de ayudas muy amplio, que supone tanto complementar el subsidio del gobierno federal, además de añadir fondos para la compra de coches eléctricos por parte de las personas con ingresos más bajos.
Por ejemplo, la ayuda del gobierno central es de 7.500 dólares, que en California pueden llegar a otros 9.500 dólares para las personas de bajos ingresos. Algo que les permite por ejemplo, adquirir un Chevrolet Bolt, con 416 km de autonomía WLTP, por apenas 8.000 dólares.
Un proyecto que también contempla ayudas a la compra de coches eléctricos de segunda mano, y que además ha empujado la expansión de las redes de carga públicas para lo que han destinado 1.900 millones de dólares.
Según los datos del Gobierno de California, en el estado ya hay un total de 105.000 puntos de carga públicos, de ellos 10.000 son de carga rápida, que se suman a los más de 500.000 puntos privados, y que convierten al estado en uno de los más densamente cubiertos de todo el mundo.
Esto ha permitido animar unas ventas que el pasado año han supuesto ya el 25% de las matriculaciones. Una cifra que multiplica por tres el 8% al que ha llegado Estados Unidos en su conjunto.
Esto ha permitido llevar la flota de coches eléctricos que circulan por las carreteras del estado a los más de 1.8 millones de unidades, que han convertido a California en una de las mecas de una implantación que opone sobre la mesa dos de las claves para su éxito: ayudas públicas para la compra, e incentivos para la expansión de la red de carga pública.
