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China produce tantas baterías como el consumo mundial, con una sobrecapacidad que bajará los precios a corto plazo

Con el boom del coche eléctrico durante la pandemia, China se lanzó a la carrera para lograr contar con una sólida cadena de producción, tanto de coches eléctricos, como también de baterías. Algo que no ha parado y que está provocando que la producción multiplique a la demanda, tirando de los precios hacia abajo.

Según los datos de Bloomberg, China tiene capacidad paras sacar adelante unos 950 GWh al año. Cifra que supone igualar la capacidad del resto del mundo en su conjunto y que pone sobre la mesa la velocidad con la que se está moviendo el gigante asiático.

El principal problema es que la producción de baterías no para de crecer, muy por encima de la demanda, y este año las fábricas del mundo sacarán adelante unos 2.600 GWh. Casi tes veces más producción que demanda.

Esto está provocando que el kWh esté bajando de forma sostenida, empujado principalmente por factores como la reducción de los costes de las materias primas, como el litio. Como ejemplo las proyecciones de la china CATL, que espera lograr este año un coste de 60 dólares el kWh.

Pero estamos ante la punta de iceberg, ya que, empujados por el crecimiento e influencia de China, el resto de países se lanzaron a la carrera por levantar sus propias instalaciones de producción de baterías. Tanto Europa, Estados Unidos y Canadá, se pusieron manos a la obra para contar con producción propia a corto y medio plazo.

Todos estos proyectos suman una capacidad anual estimada de 7.9 TWh para 2025. Cifra que choca frontalmente con una demanda que se estima en 1.6 TWh para esa misma fecha.

Según los datos, si trasladamos estas cifras a producción, supondría que podríamos producir una batería de 50 kWh para todos y cada uno de los coches que se fabriquen en el mundo el próximo año. En torno a los 90 millones.

Por supuesto, en el camino pueden quedarse algunas instalaciones, que no puedan cumplir con los objetivos de costes. Otras fábricas pueden reducir sus objetivos a corto y medio plazo. Pero lo que si está claro que es el mundo se encamina hacia una fuerte sobreproducción de baterías.

Esto tendrá sus partes positivas, con unos costes más bajos que permitirán reducir los precios de los vehículos, pero también de los sistemas de almacenamiento estacionario. Un aspecto clave para la expansión de las intermitentes energías renovables.

Otro sector que se beneficiará será el de los vehículos industriales. Y es que el bajo volumen de producción de furgonetas o camiones, las ha mantenido en un arco de precios por encima de los turismos. Pero con la bajada de los precios, estos sectores podrán acceder a costes mucho más competitivos, lo que favorecerá la electrificación del transporte ligero y pesado por carretera.

Los grandes perjudicados de esta tendencia serán las nuevas empresas. Estas tendrán que competir en un negocio con una competencia despiadada, donde habrá muchos más productos a la venta que compradores. Algo que supondrá el adiós de los grupos más pequeños y sin maniobra de movimiento.

Una ventaja competitiva para una China que se ha movido primero, y que ahora occidente intenta compensar a la desesperada.

Unos bajos costes que tendrán que tirar de una demanda que se está congelando en este inicio de año. Un lento arranque que podrá ser compensado en los próximos meses con la llegada de nuevas propuestas con cada vez mejores prestaciones y precios más razonables.

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