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Las ayudas a la compra de bicicletas eléctricas reducen el uso del coche y aumentan la tasa de nuevos usuarios

Las bicicletas eléctricas se han convertido en los últimos años en una auténtica alternativa de transporte. Han dejado de ser un deporte o un pasatiempo, y cada vez más usuarios deciden aparcar su coche y sustituirlo por una bici. Ahora, un estudio ha confirmado que incentivar las ventas con ayudas públicas dispara la adopción de esta alternativa sostenible, sirviendo como atractivo a nuevos usuarios que hasta ahora no usaban bicicletas para sus desplazamientos.

En los últimos años se han lanzado varios programas de incentivos para bicicletas eléctricas en la Columbia Británica, Canadá, donde ciudades como Saanich, en el área de Victoria, llegó a ofrecer a los compradores ayudas que han ido desde los 350 a 1,600 dólares a través de un programa piloto en 2021 y 2022.

Un estudio de la Universidad de Columbia Británica ha analizado los datos de este programa y ha descubierto que la adopción de bicicletas eléctricas aumentó en esa localidad, con un 60% de los compradores que eran completamente nuevos en el ciclismo.

Los datos también indican que los nuevos usuarios han reducido sus recorridos semanales en su coche una media de 48 kilómetros, lo que supone entre un 30 y un 40% menos que antes de adquirir la bici.

A pesar de que las bicicletas eléctricas no son económicas, con una media en la zona del programa de ayudas de 1.500 dólares, a largo plazo, los expertos indican que los propietarios ahorrarán dinero en aspectos como un menor consumo de combustibles, y en el menor desgaste de los vehículos.

Incluso en algunos casos, en las viviendas con cos coches en casa, los propietarios están vendiendo su segundo coche al optar de forma habitual a la bicicleta. Algo que tiene su impacto en menores costes fijos, como impuestos o seguros.

Los investigadores dijeron que los programas de incentivos pueden impulsar un modelo de transporte más sostenible, pero donde además de incentivos públicos, las autoridades deberían trabajar por hacer de las carreteras un lugar más amistoso para los ciclistas.

Según los responsables del estudio: «No podemos simplemente darle a la gente bicicletas eléctricas. Esto tiene que ser respaldado con un conjunto más amplio con una infraestructura adecuada y políticas destinadas a que moverse en bici además de sostenible, sea también lo más seguro posible«.

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