La industria automovilística china es un éxito, pero tiene un gran problema: la sobreproducción
China cuenta con una industria automovilística que ha crecido por encima de su capacidad de venta, lo que ahora se ha visto perjudicado por los aranceles a sus coches en mercados como Europa y Estados Unidos.
En los últimos años hemos sido testigos del fulgurante ascenso de los fabricantes chinos. Su industria ha pasado de simple clonadores de coches occidentales, a socios, y ahora a dominar las ventas, en una tendencia donde los coches eléctricos e híbridos enchufables se han convertido en tecnologías líderes en ventas. Pero este crecimiento desenfrenado está contando con algunos imprevistos, que ponen en riesgo a parte de esta nueva industria china.
Sobre el papel, todo marcha a la perfección para los grupos automovilísticos chinos. Así lo indican los datos, como los proporcionados por la Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM), un consorcio liderado por el gobierno, que la semana pasada anunció la producción del vehículo eléctrico número 10 millones, que supone que en 10 meses, ya se ha superado la producción de todo el 2023.
Otro motivo concreto de celebración: entre enero y octubre se entregaron 9,75 millones de coches eléctricos, entregas confirmadas, lo que ha supuesto un aumento del 34% respecto al año anterior, y que ha llevado la cuota de la tecnología enchufable hasta más allá del 50%.
Problemas de exceso de capacidad
Pero no todo son buenas noticias. Los expertos avisan de que este crecimiento desaforado viene acompañado de grandes riesgos, y los movimientos geopolíticos pueden hacer tambalearse a todo el sector.
Según Phate Zhang, fundador del portal CnEVPost, especializado en seguir los datos de la industria del automóvil de China: «A medida que los coches eléctricos se vendan mejor que los coches de gasolina convencionales, más plantas de producción y trabajadores existentes serán superfluos.«
También hay grandes preocupaciones sobre el exceso de capacidad de los grupos chinos. Según Zhang «Claramente, la oferta es demasiado abundante y la demanda no es suficientemente elevada para consumir el stock. Aunque al sector le va muy bien en China, la vía de escape de esta sobre producción, el mercado exterior, se ha visto obstaculizada por las medidas proteccionistas adoptadas en Occidente.«
Estados Unidos ha aumentado los aranceles sobre los coches eléctricos chinos del 25 al 100% desde septiembre. Y esto no debería mejorar después de la elección de Donald Trump, quien lo convirtió en su caballo de batalla durante la campaña avisando de un arancel incluso superior.
Por su parte, otro de los objetivos de la expansión de la industria china, la Unión Europea, aprobó la puesta en marcha de unos aranceles que añaden entre el 17 al 35,3% adicional al 10% actual, lo que ralentiza tanto sus ventas, como también impacta en la producción local de estos.
Algo que ya está empezando a notarse, y según datos de la consultora Dataforce , las ventas de coches chinos cayeron un 45% entre junio y julio en 16 grandes países europeos.
Esta caída que los expertos unen a la puesta en marcha de los aranceles, y eso que todavía no estaban en marcha de forma práctica, ya que Bruselas congeló su puesta en funcionamiento hasta su aprobación definitiva el pasado mes de octubre.
Queda ahora por ver cuál será el siguiente movimiento de China. Su mercado interno no es infinito, y antes o después tendrán que buscar la forma de liberar sus existencias fuera del país. Y si no es en Europa o Estados Unidos, China buscará la forma de que otros mercados absorban su producción con coches cada vez más baratos, que pueden encontrar en los países en vía de desarrollo su espacio perfecto.