El Partido Popular Europeo quiere acabar con la prohibición de vender coches térmicos en 2035
El mayor grupo político del Parlamento Europeo quiere presionar a Bruselas para suavizar los nuevos límites de emisiones comunitarios y debilitar la norma que prohibirá la venta de automóviles térmicos a partir de 2035.
El Partido Popular Europeo, que a día de hoy se constituye como el mayor grupo político del Parlamento Europeo, tiene previsto comenzar una campaña para presionar a Bruselas con el objetivo de debilitar las políticas ambientales comunitarias, en particular la norma que prohibirá la venta de todos aquellos automóviles que no sean cero emisiones a partir de 2035.
De acuerdo con un borrador al que ha tenido acceso Reuters, el PPE abogará por derogar dicho objetivo para permitir la venta de híbridos enchufables y vehículos térmicos capaces de funcionar con combustibles alternativos (biocombustibles, combustibles sintéticos, etc). Con esto en mente, la agrupación de centro-derecha pedirá que se adelante la revisión de la norma al año que viene.
Por otro lado, el documento también recoge la necesidad de «proteger» a los fabricantes autóctonos de los límites de emisiones más estrictos que entrarán en vigor el año que viene. Según ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles), la industria podría enfrentarse a multas de hasta 15.000 millones de euros debido a esta política.
«Quienes establecieron las reglas no proporcionaron las condiciones de mercado necesarias, la infraestructura de carga, esquemas de incentivos estables, precios de la energía, etc», señalaba esta misma semana Luca de Meo, CEO del Grupo Renault y actual presidente de ACEA, en referencia al enfriamiento de la demanda de coches eléctricos.
El Partido Popular Europeo aboga por retrasar los nuevos límites de emisiones a 2027
¿La propuesta del PPE? Retrasar la entrada en vigor de los nuevos límites hasta 2027 (coincidiendo por lo tanto con la Euro 7, que ha terminado resultando muchísimo más laxa de lo previsto inicialmente debido precisamente a las presiones de la industria y ciertos sectores políticos), o en su defecto suavizar la forma en la que se contabiliza su cumplimiento.
Hasta el momento, Bruselas se ha mantenido firme en su decisión de mantener tanto los límites de emisiones como la prohibición de vender coches térmicos a partir de 2035. Sin embargo, la difícil situación de algunos de los principales grupos europeos (y más concretamente de Volkswagen, que está evaluando cerrar varias fábricas en Alemania) podría terminar cambiando las tornas.
En la práctica, debilitar los objetivos ambientales europeos podría terminar siendo pan para hoy y hambre para mañana: más allá de suponer un preocupante paso atrás en la lucha contra el cambio climático, podría aumentar la ya de por sí enorme brecha que separa al viejo continente de China en términos de electrificación, dejando a nuestra industria en una posición todavía más débil.
Fuente | Reuters