Alarma en Toyota: los aranceles y el ascenso del coche eléctrico desploma los beneficios

Toyota anuncia una previsión de beneficios un 21% menor para 2025, citando aranceles y la depreciación del dólar. Sin embargo, en el trasfondo, la estrategia de la compañía centrada en la tecnología híbrida podría estar viéndose afectada por la creciente demanda de automóviles puramente eléctricos a nivel global, lo que plantea interrogantes sobre su transición hacia la movilidad de cero emisiones locales.

Alarma en Toyota: los aranceles y el ascenso del coche eléctrico desploma los beneficios
Imagen generada por la IA DALL-E

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Publicado: 11/05/2025 08:00

Toyota es una de las marcas que menos ha apostado por el coche eléctrico, e incluso en pleno 2025, donde está claro hacia donde va el mercado, su presidente sigue erre que erre con los híbridos y el hidrógeno. Pero la realidad les está atrapando y hoy han emitido una previsión que anticipa una disminución del 21% en sus beneficios para el año fiscal 2025.

La compañía estima unas ganancias de 3,8 billones de yenes, lo que al cambio son unos 23.260 millones de euros. Esta proyección contrasta con los 4,8 billones de yenes (29.377 millones de euros) de beneficio del pasado año.

Las razones principales detrás de esta previsión pesimista se atribuyen a factores como los aranceles impuestos por Estados Unidos. Si bien los aranceles directos contra Japón impactarán negativamente a Toyota, la depreciación del dólar se estima que tendrá un efecto aún mayor en sus finanzas.

Christopher Richter, analista del mercado automovilístico de CLSA, comenta que la situación actual en Estados Unidos parece favorable, con una alta demanda que impulsa a los consumidores a adquirir vehículos. Sin embargo, advierte sobre las posibles consecuencias si los aranceles persisten, lo que obligaría a un aumento de precios y podría afectar negativamente las ventas. Además, Toyota podría enfrentarse a la necesidad de realizar inversiones significativas en nuevas plantas de producción en territorio estadounidense en un escenario cambiante desde la administración estadounidense.

A pesar de este complejo panorama a nivel internacional, Toyota encuentra cierto consuelo en el aumento de la confianza en su mercado japonés, donde las ventas han experimentado un crecimiento del 18% en lo que va de año.

El cambio al coche eléctrico

Este anuncio de Toyota llega en un momento crucial para la industria automotriz global, marcada por una transición hacia nuevas formas de movilidad, con ejemplos como la rápida transformación que está viviendo el principal mercado mundial, China, y la aceleración que está viviendo Europa.

Durante años, Toyota ha sido un líder indiscutible con os híbridos, una solución que combina un motor de combustión interna con un sistema eléctrico, y que era visto como una solución para mejorar la eficiencia y reducir las emisiones. Sin embargo, el mercado está mostrando una inclinación cada vez mayor hacia los modelos eléctricos, gracias a factores como la evolución de las baterías y la reducción de costes, además de la expansión de la infraestructura de carga y las políticas gubernamentales que favorecen estas alternativas.

Mientras que otros fabricantes han realizado inversiones masivas y han lanzado una amplia gama de modelos eléctricos a batería o con extensor de autonomía, la estrategia de Toyota ha mantenido un enfoque más cauteloso, defendiendo la tecnología híbrida como un puente hacia un futuro totalmente eléctrico y explorando otras opciones como el hidrógeno. Este enfoque, que en el pasado le otorgó una ventaja competitiva, podría estar agotándose frente a los desafíos de un mercado donde la demanda por los automóviles de cero emisiones está en aumento.

De izquierda a derecha, los Toyota C-HR+, bZ4X y Urban Cruiser.

El estancamiento en el crecimiento de la demanda de los híbridos, frente al aumento imparable de los eléctricos, está afectando las proyecciones de ventas y beneficios de Toyota a medio plazo. La necesidad de realizar inversiones significativas para acelerar su transición hacia la producción este tipo de vehículos y competir directamente con fabricantes que ya tienen una oferta consolidada en este segmento podría ser otro factor que influya en las previsiones de la compañía.

En este sentido, la cautela de Ford al no emitir previsiones y la decisión de Audi de no considerar los aranceles en sus cálculos podrían reflejar diferentes estrategias frente a la incertidumbre del mercado y la transición tecnológica en curso.

La situación de Toyota subraya la complejidad del momento actual para los fabricantes de automóviles, que deben navegar por los desafíos geopolíticos y, al mismo tiempo, adaptarse a la rápida evolución de las preferencias de los consumidores.

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