
Baterías que se reparan solas: el proyecto europeo que quiere duplicar la vida útil de los coches eléctricosAsí son las baterías que se reparan solas y duplican la vida del coche eléctrico
Un proyecto europeo desarrolla baterías que se reparan solas para duplicar su vida útil. La tecnología incluye sensores que detectan daños y activan mecanismos de autorreparación. El objetivo es alargar la autonomía, reducir costes y disminuir el impacto ambiental.

Uno de los mayores desafíos para la adopción masiva del coche eléctrico sigue siendo la batería: su coste, su duración y la necesidad de materiales críticos. Pero un grupo de investigadores europeos, financiados por el programa Horizonte de la Unión Europea, está desarrollando una tecnología que podría cambiarlo todo. Su propuesta es ambiciosa: baterías capaces de detectar daños y repararse por sí mismas, lo que permitiría alargar su vida útil, aumentar la autonomía y reducir el impacto ambiental de su fabricación.
El proyecto se llama PHOENIX, en alusión al ave mitológica que renace de sus cenizas. El nombre no es casual, ya que el objetivo es dotar a las baterías de una especie de "resurrección tecnológica" cuando se degradan con el uso. Según Johannes Ziegler, científico de materiales del Instituto Fraunhofer en Alemania, la idea es reducir el uso de recursos al máximo, ya que una batería que se regenera no necesita ser sustituida con tanta frecuencia.
Esta innovación llega en un momento clave. Las ventas de coches eléctricos en Europa han crecido un 25% en 2025, y la legislación comunitaria exige que todos los coches y furgonetas nuevos sean cero emisiones a partir de 2035. Para que eso sea posible, las baterías deben mejorar, tanto en fiabilidad como en eficiencia.
Actualmente, la mayoría de los coches eléctricos emplean baterías de iones de litio, similares a las de los teléfonos móviles pero a una escala mucho mayor. Estas baterías contienen materiales como litio, níquel, cobre o cobalto, muchos de ellos considerados críticos por la UE, que en 2023 identificó 34 materias primas estratégicas.
Sensores que detectan y sistemas que reparan

El envejecimiento de las baterías se produce, entre otros motivos, por la carga y descarga repetida que degrada sus componentes internos. El equipo de PHOENIX, con investigadores de Bélgica, Alemania, Italia, España y Suiza, trabaja en la integración de sensores avanzados capaces de detectar signos tempranos de deterioro en el interior de la batería. Algunos sensores medirán la expansión de la celda, otros crearán mapas térmicos y otros buscarán gases peligrosos como hidrógeno o monóxido de carbono.
Cuando el sistema de gestión de la batería (BMS) detecta un problema, se activa el mecanismo de autorreparación. Esto puede consistir, por ejemplo, en aplicar calor localizado para restaurar enlaces químicos dañados, o incluso emplear campos magnéticos para romper las temidas dendritas: estructuras metálicas que crecen sobre los electrodos y pueden provocar cortocircuitos.
Según Liu Sufu, químico especializado en baterías del centro suizo CSEM, “el objetivo es que bajo tratamiento térmico se reactiven los enlaces químicos y la batería recupere parte de su integridad”. Esta tecnología también permitiría duplicar la vida útil de la batería y, por tanto, del propio coche eléctrico.

Además de alargar su vida útil, PHOENIX quiere reducir el tamaño de las baterías sin sacrificar autonomía. Para lograrlo, se trabaja en nuevos materiales como el silicio, que sustituiría al tradicional grafito en el ánodo. El silicio puede ofrecer mucha más densidad energética, pero su uso implica gestionar expansiones de volumen de hasta 300% durante la carga, lo que obliga a desarrollar estructuras que puedan soportar ese estrés o repararse tras él.
En marzo de 2025, se enviaron los primeros prototipos de sensores y mecanismos de activación a distintos socios para ser probados en celdas en bolsa, un tipo de batería de litio flexible y ligera. Sin embargo, incorporar sensores también implica un sobrecoste, y el consorcio trabaja para identificar cuáles son realmente útiles sin encarecer de forma excesiva el producto final.
Si se logra el equilibrio, el resultado será una nueva generación de baterías más seguras, ligeras, con mayor densidad energética y, sobre todo, capaces de durar mucho más tiempo. Esto no solo reducirá costes para el consumidor, sino también la huella de carbono del coche eléctrico. Como resume Ziegler: “Es emocionante poder alargar la vida de las baterías. Todo se basa en unir las piezas adecuadas”.
Fuente | Horizon-magazine