Siete razones por las que el BMW iX3 ha adelantado al modelo de combustión

El nuevo BMW iX3 ha causado un gran impacto. Un SUV eléctrico que ha superado en todo al modelo de combustión con el que comparte nombre. Más autonomía, más potencia y un coste de uso mucho menor. La diferencia es tan clara que deja obsoleto al modelo convencional.

Siete razones por las que el BMW iX3 ha adelantado al modelo de combustión
BMW iX3

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Publicado: 21/09/2025 08:00

Desde hace casi 20 años, uno de los SUV premium más vendidos ha sido el de motor de combustión. El BMW X1. Pero con la llegada de su equivalente eléctrico dentro de la llamada Neue Klasse, el guion cambia por completo. Más potencia, menos complejidad mecánica, mejor balance ambiental y todo ello con un precio prácticamente idéntico.

La pregunta que surge es evidente: ¿quién seguiría apostando por el modelo de gasolina o diésel, cuando la alternativa eléctrica le supera en todo? Estas son las siete bazas que inclinan la balanza.

Más por menos: potencia, autonomía y ahorro

BMW iX3
BMW iX3

El nuevo iX3 cuenta con un sistema de propulsión de dos motores que entregan nada menos que 469 CV, que le catapultan hasta los 100 km/h en 4,9 segundos. Además, su gran batería le permiten, a pesar de ser un coche con tracción total, alcanzar hasta 805 km de autonomía WLTP. Su precio arranca en 69.900 euros, apenas 2.500 euros más que la variante híbrida enchufable de 292 CV y muy cerca del X3 de combustión más económico, X3 20 xDrive, que cuenta con un motor gasolina de 208 CV.

Si queremos acercarnos en potencia al eléctrico, entonces tendríamos que optar por el X3 M50 xDrive, que rinde 398 CV, y que cuesta nada menos que 91.000 euros.

Además, muchos elementos que en el de combustión son opcionales vienen de serie: llantas de 20 pulgadas, el nuevo sistema Panoramic iDrive, asistente de conducción avanzado o el equipo de sonido premium. En comparación, un SUV térmico equipado de manera similar superaría fácilmente los 70.000 euros, con menos potencia y sin funciones clave como la climatización estacionaria de serie.

Pero el verdadero golpe llega con la autonomía. Con sus 805 km certificados, el eléctrico supera por primera vez al de combustión equivalente, cuyo depósito de 65 litros ofrece teóricamente 764 km si se apura al máximo. En carretera, con un consumo realista, la ventaja es clara: el eléctrico viaja más lejos y con menor coste por kilómetro.

BMW iX3
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En cuanto a recargas, el salto es todavía mayor. Con hasta 400 kW de potencia, recupera más de 300 km en solo diez minutos y pasa del 10 al 80% en 20 minutos. Frente a un depósito que puede duplicar el coste de una carga completa, la ecuación es contundente: más rápido y mucho más barato. Si se suma la posibilidad de cargar en casa o incluso con energía solar propia, el ahorro se multiplica.

La digitalización también marca diferencias. Desde el configurador, donde el coche puede explorarse en 3D con diferentes escenarios de luz, hasta el interior con pantalla panorámica, todo transmite un salto tecnológico respecto al de combustión, cuya interfaz resulta ya anticuada.

En la mecánica, la ventaja es estructural. Mientras el motor térmico acumula cientos de piezas móviles, filtros, correas y sistemas auxiliares, el eléctrico prescinde de casi todo ello. Sin cambios de aceite, sin tubos de escape, sin vibraciones ni ruidos. Resultado: menos mantenimiento, más fiabilidad y una conducción mucho más relajada.

BMW iX3
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Además, la marca ha integrado de serie el bidireccional, permitiendo que el coche no solo reciba energía, sino que la devuelva a la red. Esto significa ingresos potenciales de hasta 720 euros al año, equivalentes a recorrer 14.000 km sin coste. El SUV se convierte así en un pequeño generador sobre ruedas.

En materia ambiental, también gana la partida. Con materiales reciclados, acero con baja huella de carbono y procesos de fabricación más limpios, ya nace con ventaja frente al térmico. Y mientras este último emite más de 160 g/km de CO₂ en uso, el eléctrico mejora cada año conforme crece el peso de las renovables en la red. Un camino en dirección opuesta al de la gasolina o el diésel, que solo pueden empeorar con el tiempo.

Sayōnara combustión

Más potencia, más diversión al volante, más autonomía, más equipamiento, menos costes de uso, menos mantenimiento y una mejor huella de emisiones. El nuevo BMW iX3 demuestra que la era del de combustión llega a su fin, y, aunque queda terreno por recorrer, es un ejemplo de que la evolución de la tecnología es una cuestión de visión y de inversión, y que las marcas europeas parece que empiezan a verlo.

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