
Por qué Volkswagen no quiere tiradores de las puertas integrados ni retrovisores por cámara en sus coches eléctricos
Volkswagen explica por qué en sus nuevos coches eléctricos no está usando soluciones como tiradores de las puertas integrados en la carrocería o retrovisores por cámara. Soluciones ampliamente extendidas entre muchos fabricantes, que los alemanes han descartado.

En la carrera por optimizar la eficiencia de los coches eléctricos, los fabricantes se han estrujado la cabeza para lograr exprimir cada kWh y llevar los coches más lejos con menos batería. Y aunque muchas marcas han adoptado soluciones como los tiradores de puertas incrustados o los retrovisores por cámara, Volkswagen ha decidido no seguir ese camino. ¿El motivo? No siempre lo más llamativo es lo más práctico ni eficiente a largo plazo.
El aire es uno de los principales enemigos de la autonomía. Según los datos del propio fabricante alemán, hasta un 42% del consumo energético de un coche eléctrico en carretera se debe a la resistencia aerodinámica. Para enfrentarlo, Volkswagen ha construido en Wolfsburgo una de las mayores instalaciones de túneles de viento del mundo. Allí, los ingenieros trabajan cada día en encontrar el equilibrio entre eficiencia, funcionalidad y costes.
La forma de la carrocería es la principal responsable del rozamiento con el aire, aportando casi la mitad del total. Le siguen los pasos de rueda (más del 30%), los bajos del vehículo, la parrilla frontal y elementos como los retrovisores o los limpiaparabrisas. Por eso, las superficies lisas y las formas fluidas son prioritarias, aunque no todas las soluciones que parecen obvias se traducen en ventajas reales.
Tiradores escamoteables y retrovisores digitales: ¿realmente compensan?

En los últimos años, algunos fabricantes han optado por integrar los tiradores de las puertas dentro de la carrocería para mejorar la aerodinámica. Algo que además también tiene su componente estético. Sin embargo, para Volkswagen, los beneficios no justifican los inconvenientes.
Algo similar ocurre con los retrovisores por cámara. Aunque sobre el papel ofrecen un menor coeficiente de resistencia al aire, su adopción no ha sido considerada prioritaria. Requieren energía adicional para funcionar, son más caros y muchos conductores prefieren la percepción visual que ofrecen los retrovisores tradicionales.

En el caso de los limpiaparabrisas, su permanencia no responde a la falta de innovación, sino a una decisión práctica. Existen tecnologías que permiten aplicar recubrimientos especiales en el parabrisas para repeler el agua. Pero su eficacia disminuye con el tiempo y su coste sigue siendo elevado.
La aerodinámica perfecta no siempre es lo que el mercado quiere

Incluso los detalles más pequeños tienen impacto. Por ejemplo, esa ligera protuberancia al lado del parabrisas de algunos modelos de Volkswagen, en la base del pilar A, responde a una función precisa: canalizar el agua hacia el techo. Durante las pruebas, Volkswagen descubrió que eliminar ese borde para lograr una superficie más lisa provocaba que el agua se deslizara hacia las ventanillas laterales, generando más turbulencias.
Pero más allá de la técnica, el diseño también está condicionado por las tendencias de mercado. La silueta más eficiente sería la de una berlina larga y baja, con forma de lágrima. Sin embargo, los consumidores están optando cada vez más por SUV grandes y altos, lo cual complica el objetivo de minimizar la resistencia al aire.

Un buen ejemplo del esfuerzo por combinar estas limitaciones con eficiencia es el Volkswagen ID.7, que ha logrado cifras muy notables sin recurrir a elementos demasiado radicales.
Pero como hemos dicho, un coche no es solo eficiencia y números, sino también tiene su componente emocional. Y los tiradores integrados son un elemento que transmite modernidad y otorga al vehículo un diseño más limpio. Dos factores que desde Volkswagen han optado por ignorar, manteniendo su apuesta tradicional.
Fuente | Myprivacy.dpgmedia