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Volkswagen seguirá vendiendo el Polo hasta 2030 gracias a una Euro 7 mucho más laxa de lo previsto

La normativa de emisiones Euro 7 finalmente será mucho más laxa de lo previsto inicialmente. Por este motivo, muchos fabricantes estirarán la vida comercial de sus actuales modelos térmicos, lo que les permitirá concentrar el grueso de sus inversiones en el desarrollo de sus futuras gamas eléctricas. O al menos esa es la justificación detrás de las presiones ejercidas en los últimos años para diluir la Euro 7.

Un buen ejemplo de ello es el Peugeot 208. Si bien el utilitario galo recibirá una tercera generación exclusivamente eléctrica a finales de 2026, el actual modelo térmico se someterá a un restyling para mantenerse a la venta unos años más. Mientras que la versión eléctrica se fabricará en Zaragoza (España), la variante térmica procederá de Kenitra (Marruecos).

El Grupo Volkswagen tampoco se quedará atrás. A pesar de que el CUPRA Raval debutará a finales del año que viene, SEAT ha confirmado que el Ibiza se actualizará a corto plazo para poder seguir a la venta como mínimo hasta 2028. Lo más seguro es que finalmente aguante hasta 2030, misma fecha que se maneja para su hermano, el Volkswagen Polo.

Aunque la firma alemana llegó a anunciar hace dos años que el Polo se discontinuaría a mediados de la década debido a que la nueva normativa anticontaminación lo haría demasiado costoso, la poco ambiciosa Euro 7 le ha dado un balón de oxígeno al popular hatchback, que se mantendrá un lustro más en el mercado.

Volkswagen Polo en la planta de Landaben (Navarra)

El Volkswagen Polo convivirá con su reemplazo eléctrico, el ID.2

«Lo mantendremos actualizado. El coche funciona bien. Es una buena entrada a la marca», explica Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, al medio británico Autocar. Los rumores apuntan a que tanto el Polo como el Ibiza podrían beneficiarse de una arquitectura electrónica renovada compatible con las motorizaciones mild-hybrid eTSI. Está previsto que el Polo conviva durante unos años con su reemplazo eléctrico, el ID.2.

A pesar de todo, Schäfer no duda en criticar la reciente normativa de seguridad GSR2 por aumentar los costes de los vehículos nuevos. «La Euro 7 se ha hecho de forma razonable; añade costes al vehículo, pero no de forma demasiado descabellada. Lo que aumenta enormemente el coste es la GSR2, [que exige] cámaras interiores y un par de cosas que se deben añadir a la plataforma. Así que esa es la verdadera complicación, pero […] creo que podemos continuar».

Fuente | Autocar

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